Los productores de manzanas de todo el mundo usan mallas para proteger sus cultivos del daño causado por el granizo, sin embargo, cada vez las usan más para proteger las frutas de las quemaduras solares durante periodos de altas temperaturas.

Esta motivación podría volverse más urgente conforme aumentan las temperaturas en las regiones frutícolas clave del mundo, de acuerdo con Lee Kalcsits, profesor asistente de fisiología de árboles frutales en el Centro de Investigación y Extensión de Árboles Frutales de la Universidad Estatal de Washington.

Quemaduras solares fotooxidantes en una manzana Gala. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Una temperatura ambiente de 35 °C (95 grados Fahrenheit) es el umbral aproximado para el desarrollo de quemaduras solares en las manzanas. En la actualidad, en la región noroeste del Pacífico de Estados Unidos se han alcanzado temperaturas de más de 35 °C durante un promedio de cinco días al año (y han sido casi 20 días en los últimos años, informó).

Se espera que aumenten a unos 22 días debido al cambio climático. Otras regiones clave en los Estados Unidos ―el medio oeste y el noroeste— podrían aumentar de dos y tres días hasta 30 y 46 días con más de 35 °C al año.

“Tanto el granizo como las quemaduras solares se encuentran en muchas regiones frutícolas, y las mallas contra el granizo se han convertido en un medio para controlar ambos”, explicó a los participantes del congreso de la Asociación Internacional de Árboles Frutales en Nueva Zelanda el pasado febrero.

Kalcsits compartió los resultados de un estudio de tres años sobre el uso de mallas para aliviar las quemaduras solares en un bloque de 12 acres (4.9 hectáreas) de McDougall and Sons con manzanas Honeycrisp en portainjertos Budagovsky 9 cerca de Quincy, Washington (Good Fruit Grower compartió los resultados preliminares del estudio en el artículo “Orchards under cover” de la edición de diciembre de 2016: goodfruit.com/orchards-under-cover).

En el estudio se compararon tres colores diferentes de mallas —perla, azul y roja— con un diseño abierto donde los lados no están cerrados.

Cada una de las mallas seleccionadas redujo la cantidad de luz en un 20 por ciento. Sin embargo, las mallas cambian la calidad de la luz de acuerdo con su color.

La malla color perla no bloquea diferentes longitudes de onda de manera selectiva, pero la malla roja bloquea más la parte azul del espectro solar, mientras que con la malla azul sucede lo opuesto .

“Tiene un efecto importante sobre cómo responden las plantas. Ellas reaccionan de forma diferente a la luz azul y la luz roja en términos del desarrollo de color y crecimiento”, declaró. Al conocer que las mallas reducen la temperatura de la superficie de la fruta, Kalcists quería saber: “¿Qué efecto tiene ese cambio en la calidad espectral [de la luz] sobre la calidad de la fruta o el rendimiento del árbol?”

¿Árboles felices?

La mayoría de los productores de Washington cuentan con una luz muy directa, con fuertes sombras, y esa intensidad luminosa es mucho mayor, digamos un 40 por ciento, de lo que los árboles pueden usar. Pero las mallas reducen esa luz, en este caso en un 20 por ciento, y la dispersan por toda la copa hacia las áreas más bajas que por lo general no reciben luz directa. Como resultado, los árboles son más sanos, sufren menos estrés en periodos de altas temperaturas, y tienen mejor desempeño.

El estudio demostró que, por lo general, en un día cálido, la eficiencia del uso de la luz disminuyó más temprano en el día para los árboles descubiertos, como se esperaba, pero las mallas retrasaron esta disminución lo suficiente como para permitir que los árboles fotosintetizaran por más tiempo en el día, explicó Kalcsits.

Sin embargo, los productores que trabajan en entornos de poca luz deben tomar en cuenta que podrían hacerles daño a sus árboles si los cubren de más. “Hay que considerar el porcentaje de sombra que se elige de acuerdo con el entorno en el que se produce”, indicó. “Si se encuentra en el noreste y quiere la malla para protección contra el granizo principalmente, necesita un factor de sombra lo más bajo posible”.

Los sensores de suelo instalados a profundidades de 8 pulgadas (20 centímetros) y 16 pulgadas (40 centímetros) midieron la temperatura y la humedad del suelo. En general, los sensores mostraron que la temperatura promedio del suelo del 28 de mayo al 15 de septiembre de 2015 disminuyó debajo de las mallas, mientras que la humedad aumentó debajo de ellas durante el mismo periodo.

Mallas rojas, azules y perla cuelgan sobre un huerto de manzanas Honeycrisp de cuarto ciclo vegetativo propiedad de McDougall and Sons cerca de Quincy, Washington en 2016, como parte de un estudio de investigación de la Universidad Estatal de Washington sobre los beneficios de las mallas.(Shannon Dininny/Good Fruit Grower)

¿Frutas felices?

Debido a que el contenido de agua del suelo fue consistentemente más alto debajo de las mallas a lo largo de toda la temporada, los árboles sufrieron menos estrés y produjeron frutas más grandes. En 2016, eso significó frutas muy grandes, de casi 400 gramos, indicó.

El estudio demostró que cuando se toma en cuenta el tamaño de la fruta, también se producen más azúcares en cada fruta, con índices Brix de 14.5 debajo de las mallas rojas y azules, y de 14.7 debajo de las mallas color perla, comparado con 15 para los controles no cubiertos. Los árboles al descubierto mostraron mejor color, pero Kalcsits indicó que le gustaría examinar con más detalle la manera en la que el material reflectante pudiera mejorar el desarrollo de color debajo de las mallas.

“Puede que sea un efecto retrasado de madurez, no necesariamente una reducción de color. Se obtiene un retraso de madurez de dos a tres días, así que sería posible dejar que la fruta cuelgue por un poco más de tiempo para obtener el mismo color”, explicó. “Solo se trata de manejar a esos árboles de una forma diferente debajo de las mallas”.

En la práctica, añadió, los productores han estimado empacar dos cajas adicionales por cajón en los huertos con mallas, “lo cual paga la inversión en dos o tres años”.

“Por lo tanto, podría haber leves reducciones del color, pero existen otras mejoras en la calidad de la fruta y su capacidad de almacenamiento que ayudan a aumentar la fracción empacada”, concluyó Kalcsits.

En general, las mallas de cualquier color mejoraron las condiciones ambientales del huerto y la calidad de la fruta, resumió, pero los productores tendrán que tomar en cuenta cuánta sombra necesitan y la mejor manera de diseñarla para garantizar que se mantenga y se reduzcan los costos.

En uno de los bloques de manzanas Jazz del huerto Fairfield Orchard se utilizan vigas grandes para colgar mallas rojas en Motueka, Nueva Zelanda. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Las mallas y la calidad de la fruta

¿Cómo afecta la malla de un huerto el crecimiento del árbol y la calidad de la fruta? He aquí un resumen del estudio de tres años dirigido por WSU y el profesor asistente Lee Kalcsits:

—Reducciones fuertes de las quemaduras solares, equivalentes a lo que un productor vería en un huerto con enfriamiento por evaporación.

—Pequeña reducción en el color de la fruta si el porcentaje de sombra de la malla es demasiado alto. Los productores deben adaptar el porcentaje de sombra a su entorno de producción.

—Mayor uso eficiente de la luz, otro factor que se debe tomar en cuenta para determinar el porcentaje de sombra de la malla.

—Mayor fotosíntesis

—Mayor densidad del dosel

Puntos que considerar:

—La mano de obra: su movilización después de la floración y su retiro después de la cosecha.

—El diseño: si se quiere renovar los huertos existentes o solo instalarse en los nuevos huertos. Renovar es mucho más caro y requiere mano de obra intensiva, y el costo total de la instalación es un factor muy importante que puede fluctuar entre $3,000 y $12,000 dólares por acre de acuerdo con el tipo y el sistema.

—La ingeniería es esencial. Los productores necesitan asegurarse de que el trabajo de ingeniería esté bien hecho por un profesional, indicó Kalcsits, “porque se pueden topar con problemas graves si no es así”.