En Washington, las vides importadas deben llegar con un certificado que demuestre que están libres de las plagas y enfermedades de cuarentena listadas por el estado. Oregon permite inspecciones y análisis en lugar de una certificación.

Washington requiere tratamientos contra la filoxera de la vid y la cochinilla arenosa de la vid, las cuales no se encuentra técnicamente en la lista de cuarentena pero siguen siendo un motivo de preocupación. Además, Oregon solicita pruebas adicionales de Xylella fastidiosa, un patógeno conocido por causar la enfermedad de Pierce en viñedos de vinificación, dentro de los 60 días posteriores a la fecha de envío.

Los dos estados tienen diferentes requisitos en cuanto a la regulación de plagas y enfermedades en esquejes de vid procedentes de viveros. Idaho, mientras tanto, tiene sus propias normas y requiere aprobación legislativa para cambiar cualquiera de ellas.

Sin embargo, los tres planteamientos podrán alinearse más estrechamente en los próximos años, a medida que los viveros del noroeste, representantes de la industria y reguladores cierren un proyecto de dos años para comenzar a crear un enfoque regional a la certificación de vides en Washington, Oregon e Idaho. Se financiará a través de una subvención federal de 200 mil dólares, en lo que es parte de un mayor esfuerzo nacional para armonizar los estándares de plantas “limpias” entre cultivos y estados.

En el noroeste de Estados Unidos, la clave de ese esfuerzo es el optimizar la lista de plagas de cuarentena y los programas legislativos de los estados. Un equipo de representantes y reguladores del sector ha estado trabajando en comparar programas, desarrollar una lista común de plagas e identificar métodos de evaluación potencialmente aceptables y mitigaciones culturales satisfactorias para todas estas plagas comunes.

Naidu Rayapati, fitopatólogo para Washington State University y miembro del equipo, declaró que el esfuerzo representa el mejor ejemplo de colaboración entre industria, viveros, universidades y reguladores para que el sector progrese de manera responsable.

“Construir este tipo de programa tan fuerte y asegurarnos de que hagamos las cosas de forma correcta es positivo para todo el sector y en general para toda la región”, subrayó. “Y empezar temprano podría darnos información a nivel nacional”.

¿Por qué plantas limpias?

Los agricultores dependen de materiales de propagación sanos para asegurar el éxito y la sostenibilidad de sus viñedos. La importancia del material vegetal limpio ha comenzado a ser más crucial en áreas de rápido crecimiento y expansión, como es Washington, donde los agricultores utilizan cada vez más el sobreinjerto de esquejes en portainjertos ya existentes para evitar la necesidad de replantar el viñedo y agilizar el proceso de cambio de variedades.

La Ley Agrícola de 2014 destinó un mínimo de 5 millones de dólares anuales a National Clean Plant Network (la Red Nacional de Plantas Limpias) con el objetivo de garantizar la disponibilidad de material vegetal limpio, así como 2.5 millones anuales para salvaguardar los viveros.

Como parte de este último esfuerzo, algunos centros, con la cooperación de expertos del sector y de los viveros, están armonizando los estándares para plantas limpias entre cultivos y estados. El trabajo está bien encaminado en el sector de los árboles frutales y los frutos rojos. Las uvas están algo más atrás. En el noroeste, viticultores y viveros de Washington, Oregon e Idaho buscan agilizar los procesos de certificación de viveros y las normas de cultivo antes de intentar trabajar con otros estados.

California también busca optimizar los requisitos en todas sus regiones.

“Nuestro sector está muy motivado, y esa es la razón que lo está haciendo funcionar. Tenemos miembros del sector manejándolo, ‘Realmente, necesitamos esto,’” dijo Vicky Scharlau, directora ejecutiva de Washington Winegrowers. “Si solo estuvieran los organismos reguladores impulsándolo, no creo que hubiera ido tan bien. La ventaja aquí es que el sector entiende que tiene que conducirlo”.

Allen Holstein, un viticultor de Argyle Winery en Dundee, Oregon, y miembro del grupo consultivo para los tres estados, está satisfecho con el esfuerzo, pero no cree que vaya lo suficientemente lejos. “La certificación es un punto de partida”, dijo. “Pero tienen que hacer más pruebas aparte de la certificación y creo que también deben realizar más inspecciones”.

El enfoque del grupo ahora mismo, dijo Holstein, son las plantas limpias, lo cual está muy bien si no tienes un virus en tu vecindad. “Pero, si tienes virus en tu vecindad y están siendo transmitidos, entonces, ¿cuál es el beneficio de tener plantas limpias?”

Le preocupa particularmente la enfermedad de la mancha roja de la vid, la cual se sabe que está extendiéndose por los viñedos de Oregon. Hasta donde él sabe, Holstein todavía no la tiene en su viñedo. Aunque, un vecino plantó un acre de vides de Tempranillo procedentes de California en 2009, antes de que los riesgos fueran ampliamente conocidos, y ahora el virus se está extendiendo en su viñedo desde ese bloque a los demás.

Scharlau también indicó que la mancha roja de la vid es un excelente ejemplo de la necesidad de garantizar plantas limpias en el noroeste. A medida que los agricultores de Oregon van reemplazando sus viñedos infectados, el sector en Idaho se expande y los agricultores de Washington continúan replantando plantas de vid a un ritmo acelerado, la necesidad de plantas limpias se dispara.

“Hay que reconocer que solo porque las plantas estén limpias hoy no significa que lo vayan a estar en un futuro próximo, pero tienes al menos que empezar con un estado de limpieza”, dijo. “Es realmente importante para que tengamos una fuente sostenible de plantas limpias para nuestro futuro sostenible”.
Ella también enfatizó que el esfuerzo no está destinado simplemente a abrir las fronteras al material vegetal, ya que podría introducir plagas y patógenos.

“El mensaje a los agricultores es que será más fácil comprar y vender plantas entre estados y garantizar que entiendan que tanto las leyes como las regulaciones están diseñadas con ese fin: no solo plantas, sino plantas limpias”, afirmó.

Un esfuerzo nacional.

Desde al menos la década de 1950, laboratorios de todo Estados Unidos han llevado a cabo pruebas de diagnóstico en plantas, concretamente con el objetivo de tratar terapéuticamente las plantas o de “limpiarlas”. La mayoría de las pruebas las llevan a cabo las universidades o los departamentos estatales de agricultura. A medida que la ciencia ha mejorado, los laboratorios se han vuelto más rigurosos.

Más tarde, mediante la Ley Agrícola de 2008, el Congreso reconoció la importancia de los tratamientos para obtener plantas limpias y proporcionó fondos para mejorar varios centros y crear un proceso por el cual se puedan discutir cuestiones de forma regular y compartir información.

En la actualidad, esos centros, como parte de la Red Nacional de Plantas Limpias, trabajan para garantizar material vegetal limpio en siete cultivos: frutos rojos, cítricos, árboles frutales, uvas, lúpulo, camote y rosas. La Ley Agrícola de 2014 estableció los objetivos para intentar definir los límites de la red, pero también para investigar formas de garantizar que las plantas permanezcan limpias y sanas una vez han abandonado un bloque de base o laboratorio de la red.

“Siempre ha existido la pregunta de, bien, ahora cuando proporciones una planta limpia a un obtentor, viverista o agricultor, ¿hay algo más que podamos hacer para proporcionar una cierta garantía de que el material permanece limpio a medida que va pasando por estos sistemas?” dijo Erich Rudyj, coordinador nacional de la Red Nacional de Plantas Limpias, una división del Servicio de Inspección de Sanidad Vegetal y Animal (APHIS), que a su vez pertenece al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en Riverdale, Maryland.

Una iniciativa persigue ayudar a los estados a desarrollar estándares de material limpio en viveros y comenzar a compartir esos estándares con otros estados que pudieran estar interesados en el mismo producto. La mayoría están trabajando regionalmente con los estados vecinos, y los diferentes cultivos se encuentran en distintos puntos del proceso. El grupo de árboles frutales fue el primero en desarrollar normas de inspección. Las bayas o frutos rojos estimularon la industria de los árboles frutales mediante el desarrollo de un léxico, un lenguaje común para su sector, como lo son “material propagativo nuclear”, “planta madre” y así para cada generación subsiguiente.

El proceso dista mucho de ser fácil, dijo Rudyj. Por ejemplo, los tumores de cuello o agallas son un problema en vides de algunas partes del país, pero no en otras. Esto resulta problemático entre viveros o agricultores que creen que no deberían tener que tomar medidas adicionales que no son necesarias en su región.

“A nivel nacional, es todo mucho más difícil”, afirmó. “Pienso que podemos llegar a ese punto. Creo que podemos establecer normas básicas que tenemos que cumplir y luego ampliar esos estándares para abordar variaciones locales, condiciones locales”.

El trabajo de diagnóstico en sí plantea nuevos desafíos. Las técnicas avanzadas de diagnóstico son capaces de revelar problemas con el material vegetal que nadie sabía estaban allí. La cuestión entonces no es solo si el problema es un patógeno, sino si es un patógeno por el que los agricultores deberían preocuparse.

El mensaje para los agricultores es que los representantes estatales y federales trabajan activamente con los investigadores y la industria en estos complejos debates, dijo Rudyj. “Y el objetivo final de todo esto es que esperamos que sea más fácil para el sector conseguir lo que necesita, en unas condiciones que sean razonables y en el momento oportuno”.