Si bien muchos investigadores esperan que la avispa samurái pueda proporcionar un control biológico para la chinche pestosa marrón marmoleada, en el Centro de Investigación y Extensión Frutícola de la Universidad de Penn State en Biglerville, los investigadores ponen la mirada una vez más sobre los parientes nativos del pequeño parasitoide.

Al principio, parecía que los parasitoides nativos atacaban ocasionalmente a BMSB (por sus siglas en inglés), aunque no de manera muy eficaz, relató Hillary Peterson, candidato a obtener un doctorado por Penn State.

Cuando comenzó a examinar el tema más de cerca, se dio cuenta de que los investigadores podrían no estar viendo el parasitismo porque el método de muestreo (colocar masas de huevos congelados en tarjetas de papel) no desencadenaba la atención de los parasitoides.

“La pregunta principal que me planteo es: Antes que nada, ¿cómo están encontrando los huevos? Claramente, hay algo en común entre los huevos que conocen y BMSB”, refirió.

¿Las avispas rastrean el olor de los huevos o el olor de la hembra que pone los huevos? ¿O acaso el olor liberado por la planta al reaccionar al pegamento del huevo? ¿O las vibraciones de apareamiento de las chinches antes siquiera de poner huevos?

“Estoy tratando de pensar en todas las sensaciones del parasitoide”, dijo.

Con ello en mente, diseñó experimentos para extraer muestras del parasitismo de una manera más natural. Usando bolsas de malla con una malla lo suficientemente grande como para dejar entrar a los pequeños depredadores de huevos, pero tan pequeña como para dejar salir a las chinches, ella libera a las hembras en el medio ambiente.

Se espera que las chinches hembras vivas y ponedoras desencadenen una mayor respuesta de los parasitoides y brinden una mejor evaluación del potencial de control tanto de las avispas nativas como de T. japonicus.

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