Los productores de Washington fundaron a Washington State Tree Fruit Research Commission (la Comisión de Investigación de Árboles Frutales del Estado de Washington) en 1969 con el objetivo de desarrollar una cosechadora automatizada, pero la visión y las tecnologías de ingeniería necesarias para tal emprendimiento nunca pudieron seguirle el ritmo a las necesidades de la industria de árboles frutales.

Al menos hasta ahora. La cosechadora robotizada desarrollada por Abundant Robotics (para el artículo y vídeo, ver “El largo y complejo trayecto hacia la recolección automatizada”; “The long and tricky path to automated picking” en la edición de noviembre de 2016 de Good Fruit Grower) es capaz de recoger manzanas (y peras) con rapidez, sin causarles daños durante el proceso. La máquina está siendo programada para reconocer el tamaño y color de la fruta para así “verla” y recogerla según la máquina se desplaza por la fila.

El alto potencial de éxito significa que podría ser hora de contemplar las oportunidades actuales y futuras para automatizar aún más las industrias de la manzana y la pera para comenzar a identificar tecnologías o desarrollos sinérgicos, tal como la poda mecánica, las calles de al menos 10 pies de ancho, las características de manejo de variedades específicas y los hábitos de crecimiento de los árboles.

Retos hortícolas

Para mejores resultados con la versión actual de la tecnología, no debe haber nada entre los “efectores terminales” y la fruta; los postes, las ramas de árboles, los troncos y los alambres -todos ellos pueden obstaculizar el acceso a la fruta. Además, las ramas largas pueden ser aspiradas por los efectores terminales y así lastimar y cortar la fruta que posteriormente entra y pasa por su lado.

Para prevenir daños a la fruta, los productores deben atar las ramas fructíferas (aquellas de más de 9 pulgadas de largo, de más de 10 mm de diámetro o con un calibre mayor de 3/8 pulgadas) para prevenir que las aspire la cosechadora.

Las copas muy organizadas, donde toda la madera fructífera está atada a alambres (o está compuesta por yemas o brotes laterales muy cortos), deben ser compatibles con la cosecha robotizada, independientemente de si tienen una copa vertical o inclinada.

Una copa muy angosta tiene como resultado una distribución de radiación solar (el calor que recibe la fruta), de luz y de fruta mucho más uniforme. Una porción mucho mayor de la fruta estará lista para la primera recolecta dentro de paredes fructíferas ultra-estrechas y bien equilibradas.

Sin embargo, el entrenamiento aleatorio, donde solo la rama líder más vertical se ata al alambre, es un desafío mayor. Además, para que la cosechadora robotizada tenga el mejor acceso posible a la fruta, puede que los alambres tengan que estar fuera de los postes y los árboles fuera de los alambres, al contrario de cómo los bloques de copa inclinada han evolucionado en años recientes.

La poda mecánica parece ser un método muy rápido y consistente de minimizar el que sobresalga algún trozo de madera hacia las calles. A largo plazo, una vez la cosechadora pueda caber dentro de calles de 10 pies (más o menos 1 o 2 pies, para que pueda funcionar con eficiencia en filas con una separación variable de 8 a 12 pies), se podrán considerar sistemas verticales para utilizar tecnologías de poda, raleo y cosecha mecanizadas.

Sinergias futuras

La distribución espacial de ramas y fruta en este bloque de manzanas Gala de la granja Wafler Farms en Nueva York, diseñada por Paul Wafler, permite que todas las manzanas sean “vistas” por una cámara o cosechadora automatizada. Además, la distribución de luz solar facilita el desarrollo uniforme de color y madurez en la fruta. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Una vez que una cosechadora de cajón robotizada sea capaz de operar en las calles más antiguas -aquellas con un ancho de 10 pies- la oportunidad de automatizar por completo las industrias de la manzana y la pera se encontrará a la vuelta de la esquina.

Esto podría requerir sistemas de plantación que utilicen árboles con dos o tres líderes sembrados a una distancia de 18 a 30 pulgadas entre líderes verticales, dependiendo principalmente del vigor o hábito de crecimiento del esqueje; las variedades más vigorosas que tienen brotes terminales con fruto requerirán más espacio.

Dos líderes por árbol a una distancia de 18 pulgadas entre líderes resultarían en tocones a una distancia entre sí de 3 pies, mientras que tres líderes a una distancia de 26 pulgadas entre sí resultarían en tocones a una distancia entre sí de 6.5 pies.

Un punto clave para recordar: según aumenta la distancia entre los líderes y aumenta el número de líderes por cada tocón, se dificulta cada vez más el desarrollo de un follaje uniforme.

Estos sistemas mecánicamente intensivos tendrán su mejor desempeño económico cuando las copas de producción alcancen una altura y anchura uniformes.

Según aumenta el número de líderes por tocón y la distancia entre los líderes, se requerirá gestión adicional para desarrollar copas uniformes.

(La “gestión” se podría definir como la implementación de tácticas para debilitar los líderes fuertes y aumentar el vigor de las ramas débiles mediante el cambio del ángulo del líder, la defructificación de los líderes débiles y, tal vez, el anillado de los líderes fuertes para aumentar el cuajado de frutos y reducir el vigor.)

En Nueva York, Wafler Farms tiene un sistema de producción que ha reducido el número de alambres horizontales en el sistema de producción de follajes inclinados.

Las ramas fructíferas han sido idealmente distribuidas a lo largo de las calles (podadas mecánicamente en ambos lados de la “V”) para permitir que cada manzana sea visible desde casi cualquier posición posible.

Esto no solo permite que el sistema de visión de la cosechadora pueda ver un alto porcentaje de la fruta, sino que también facilita la uniformidad del color y la madurez de la cosecha, lo cual mejora la productividad de la cosechadora automatizada desarrollada por Wafler.

El líder vertical de cada árbol se apoya sobre un alambre. Otras opciones de apoyo vertical incluyen el bambú y las varillas de fibra de vidrio. Wafler enrolla el líder del árbol alrededor del alambre de soporte y para cuando el árbol haya sobrepasado el alambre de espaldera horizontal superior, el árbol habrá sido anillado levemente durante el proceso de crecimiento alrededor del alambre de soporte vertical.

Un bloque de manzanas Gala que fue visitado el verano pasado por la International Fruit Tree Association (la Asociación Internacional de Árboles de Fruta) demostró ser una maravilla en cuanto a la uniformidad de su vigor, su carga frutal y, en particular, su follaje.

Este bloque de Cripps Pink de tercera hoja, con tres líderes por portainjerto entrenados verticalmente sobre tres alambres horizontales, guiados por una cuerda, tiene sitios fructíferos a lo largo de los líderes verticales. Se esperaba que esta cosecha excediera los 60 contenedores por acre. (foto por Tom Auvil)

El formato multilíder parece ser fácil de entrenar y mantener.

El factor crítico en el desarrollo del formato multilíder es la separación uniforme entre los líderes; si la separación entre éstos no es uniforme, eventualmente se cubrirán unos a otros con su sombra. Además, los sistemas entrenados horizontalmente necesitan ser manipulados según cada líder “vertical” cruza el alambre horizontal para inducir al menos dos ramas cada 18 pulgadas, y deben ser amarrados horizontalmente en dos o más lugares para minimizar los efectos ambientales.

Las herramientas disponibles para podar mecánicamente y ajustar la poda han evolucionado considerablemente durante los pasados cinco años, según lo han hecho las destrezas de plantar las filas extremadamente rectas que mejorarán el desempeño de las máquinas.

La próxima era de la cosecha de árboles frutales ha llegado.

La siembra del próximo huerto

Al decidir cómo sembrar su próximo huerto, existen varias preguntas que se deben tomar en consideración.

La primera es: ¿Cuál es su horizonte de planificación: cinco o veinte años? Si la respuesta es 20 años, debe considerar acolchados y cubiertas para los cultivos, a fin de maximizar sus ingresos y limitar el rechazo de frutas. La implementación de redes de exclusión para minimizar las fuentes de la chinche apestosa y la polilla del manzano podría ser una decisión fundamental y ese sistema debería ser planificado al momento de diseñar el huerto para así reducir costos.

La próxima decisión es el tipo de sistema: entrenamiento con alambre formal y horizontal o multilíder y vertical. El sistema formal requiere injertos de invernadero o de “ojo durmiente” provenientes de invernaderos para que no haya cultivo o eflorescencia que interfiera con el alto vigor requerido para inducir la ramificación donde sea necesario. Se necesitará una inversión sustancial de mano de obra para inducir la ramificación y atar las ramas a alambres horizontales.

Los sistemas multilíder también se pueden beneficiar de los injertos de invernadero, de “ojo durmiente” o de lengüeta (pequeños, de menos de 1/2 pulgada de diámetro) que serán descabezados por debajo de la rodilla al sembrarse. El reto es desarrollar y mantener una separación uniforme entre los líderes.

Se puede utilizar una cuerda o varillas de bambú o de fibra de vidrio para apoyar y mantener la separación precisa de los líderes. Durante la segunda hoja, algunos esfuerzos podrían ayudar a desarrollar una distribución muy uniforme de madera fructífera. Un anillado leve cada 10 pulgadas de cada líder, seguido por cuatro aplicaciones semanales de la dosis máxima recomendada en la etiqueta de 6-BA (6-benciladenina o Promalin®) ayudará a que crezcan brotes a lo largo de cada líder vertical. -T. Auvil

– Tom Auvil es horticultor-investigador en la Comisión de Investigación de Árboles Frutales del Estado de Washington.