Gebbers Farms había construido las viviendas y realizado los complejos trámites para incorporar a trabajadores extranjeros en el marco del programa federal H-2A. Los trabajadores habían aterrizado en Seattle y se dirigían a los huertos de la compañía en el norte central de Washington cuando alguien en la empresa preguntó: “¿Tienen ropa de cama?”

“Todo estaba listo. Los trabajadores se estaban preparando para presentarse”, dijo Jon Wyss, director de asuntos gubernamentales de Gebbers Farms, entre los mayores productores de manzanas y cerezas en Washington. “Fuimos a todos los Wal-Mart en aproximadamente un área de 300 millas y compramos todas y cada una de las sábanas”.

La cuestión: hay más en H-2A de lo que te das cuenta, y cuando creas que tienes todo cubierto, piénsalo de nuevo.

Cada vez más productores recurren al complejo programa para traer trabajadores, pero aquellos que acaban de firmar tienen el beneficio adicional de aprender de los que les han precedido.

Varios productores que han estado usando el programa H-2A, contratistas de trabajo y un funcionario laboral del estado compartieron sus opiniones sobre el programa y ofrecieron consejos durante la reunión anual de la Asociación de Árboles Frutales del Estado e Washington en diciembre.

Los dos temas más importantes se centraron en la vivienda y en hacer que el programa sea más asequible para los productores.

Vivienda. Vivienda. Vivienda.

Dan Fazio (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

La vivienda es el mayor costo para el programa H-2A, y no solo por el precio para construir o alquilar un espacio físico, dijo Dan Fazio de WAFLA, un contratista de trabajo con sede en Lacey, Washington.

Fazio calcula que cuesta $10,000 dólares construir una cama, lo que incluye adquirir el terreno, construir y poner un sistema séptico. Pero eso no incluye otros costos para equipar la instalación con sábanas, fundas de almohadas, utensilios y platos, o el costo para transportar a los trabajadores al servicio médico si se enferman. “Eso es lo que representa la vivienda”, afirmó.

Cuando los productores eligen utilizar el programa H-2A y proporcionar viviendas, su razonamiento cambia: pasan de ser un productor de manzanas, peras o cerezas a un arrendador.

“Su modelo de negocio cambia un poco”, dijo Troy Frostad, gerente de recursos humanos de Underwood Fruit, quien también supervisa el programa H-2A para Mt. Adams Orchards en Bingen, Washington. “Es muy importante que se siente y acepte que tendrá que hacer cosas que normalmente no tendría que hacer”. Wyss estuvo de acuerdo.

“Tendrá una discusión muy seria sobre si proporciona cuchillos afilados y qué responsabilidad conlleva proporcionarlos”, señaló. “Hay muchas personas en un espacio limitado, y la gente de seguros tendrá estas discusiones con usted a medida que avanza en el programa”.

Dos cosas importantes por considerar:

¿Cómo garantiza que la vivienda permanezca limpia y habitable? Gebbers Farms cuenta con un gerente de campamento en el lugar para vigilar los problemas y contrata personal de limpieza. Dain Craver, un productor orgánico y consultor en Royal City, Washington, contrata a una pareja de personas mayores para limpiar una vez a la semana, pero se pide a los trabajadores que lo mantengan ordenado.

También dijo que la compañía ha aprendido la manera de mejorar desde que construyó sus dos primeras casas.

“Ahora nos aseguramos de tener un protector de aluminio contra salpicaduras, piso de hormigón. Simplemente se facilita la limpieza”, dijo. “Estamos contentos con una casa modular”, señaló, estimando el costo de cada una en aproximadamente $200,000 dólares, o un promedio de $9,800 dólares por cama. “Usted pone huertos en el suelo para que duren de 20 a 30 años. Instale una casa para que dure de 20 a 30 años”.

¿Se permite el alcohol? Es posible que a los trabajadores le guste relajarse con una bebida fría al final del día, pero depende del productor, el propietario, decidir si está permitido.

Las normas de la casa de Craver prohíben el consumo de alcohol en el lugar, aunque si los trabajadores van a la ciudad para comprar y quieren tomar una bebida, está bien. Frostad dijo que Mt. Adams no contempla una “vivienda seca”, suponiendo que los trabajadores pudieran ser personas responsables. Ha habido algunos problemas, pero la compañía los ha abordado rápidamente, manifestó.

Por otra parte, está el asunto de la marihuana. Washington ha legalizado la marihuana, lo que plantea un problema completamente nuevo, dijo Wyss. La compañía añadió una línea a sus contratos prohibiendo las drogas ilícitas, incluida la marihuana, “porque lo último que quiere es que alguien que haya consumido drogas mueva el equipo”.

Luego está el dinero

Dain Craver (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Los panelistas también proporcionaron consejos para hacer que el programa sea más asequible. Mantener a los trabajadores durante seis meses conlleva un beneficio fiscal, y compartir trabajadores entre los productores a lo largo de la temporada puede beneficiar a todos: si un productor tiene una temporada corta, encuentre a otro productor para enviarle a los trabajadores antes o después de la temporada.

Aunque Craver hizo una advertencia. “Asegúrese de que todo el mundo esté en las mismas páginas respecto a dónde y cuándo estarán los trabajadores”, dijo. “Cuando comienza y comparte con otro productor, es un ahorro, pero asegúrese de tener todo arreglado antes de firmar en la línea punteada”.

El programa les permite a los productores solicitar a los mismos trabajadores nuevamente, por lo que una vez que tengan un par de años de experiencia, los agricultores tienen mano de obra formada y capacitada para sus granjas particulares, dijo Wyss.

“Los trabajadores aman absolutamente el programa. Tenemos una tasa de retorno del 92 por ciento”, subrayó. “Si los tratas bien, los tratas con respeto, trabajas con ellos, ellos regresan y quieren regresar”.

Y un recordatorio

No se olvide de los trabajadores locales, dijo René Maldonado, de Washington WorkSource, durante una sesión en español en la reunión anual.

“Lo más importante es que el programa está destinado a garantizar que se contrate a los trabajadores locales” y que tengan la primera oportunidad en los puestos de trabajo, señaló.

Con demasiada frecuencia, los gerentes intermedios o supervisores no han sido formados sobre cómo responder cuando los trabajadores locales se presentan preguntando si hay empleos disponibles.

Si ese supervisor responde que la compañía solo está contratando trabajadores extranjeros, es el error más grande que un productor de cualquier tamaño puede cometer al participar en el programa, dijo.

Y capacitar a esos mismos gerentes sobre cómo tratar a los trabajadores extranjeros, también es importante.

“Está trayendo gente de otro país que no conoce las reglas, no saben dónde está todo. No saben dónde está el supermercado”, dijo. “No asuma que sus mandos medios saben cómo ayudar a estos trabajadores. Asuma que no lo saben y usted debe proporcionar la capacitación”.