Un estudio de tres años sobre los huertos de Washington reveló que los suelos de las zonas frutícolas del estado, en general, contienen mucho calcio, un nutriente fundamental para prevenir la mancha amarga y otras enfermedades de las frutas. Este gráfico muestra que solo tres de los lugares muestreados estaban por debajo de los niveles recomendados. (Foto y fuente: Bernardita Sallato/Universidad Estatal de Washington; Gráfico: Jared Johnson/Good Fruit Grower)
Un estudio de tres años sobre los huertos de Washington reveló que los suelos de las zonas frutícolas del estado, en general, contienen mucho calcio, un nutriente fundamental para prevenir la mancha amarga y otras enfermedades de las frutas. Este gráfico muestra que solo tres de los lugares muestreados estaban por debajo de los niveles recomendados. (Foto y fuente: Bernardita Sallato/Universidad Estatal de Washington; Gráfico: Jared Johnson/Good Fruit Grower)

En lo que respecta a las enfermedades relacionadas con el calcio, el reto puede consistir más en hacer llegar el calcio al lugar en el cual la fruta lo necesita —y en el momento en que lo necesita— que en el simple suministro de nutrientes.

Esta es la conclusión de un proyecto de tres años dirigido por Bernardita Sallato, especialista en extensión de árboles frutales de la Universidad Estatal de Washington en Prosser, quien se propuso identificar los factores que limitan la absorción de calcio y buscar formas de corregirlos.

Como en la mayoría de los estudios relacionados con el calcio, las respuestas son variadas y matizadas. Pero una cosa está clara: La falta de calcio en el suelo no es el problema.

La mayoría de los suelos del este de Washington tienen mucho calcio, un nutriente vegetal fundamental para evitar la mancha amarga en las manzanas. Sallato recogió muestras de suelo en 127 lugares de todo el estado y visitó 79 de ellos personalmente. Solo tres no alcanzaron los niveles recomendados.

Alimentar a los árboles con calcio a través de fertilizantes para el suelo o pulverizaciones a menudo solo supone tirar dinero al problema, afirmó Sallato. (consultar el artículo Guárdelo, no lo rocíe en la página 18). La solución suele estar en la poda y el riego para controlar el vigor, la gestión cuidadosa de la carga frutal y la mejora de las características físicas del suelo, al menos para los productores de Washington.

“Tenemos que abordar el problema, no el síntoma”, señaló.

Su estudio, financiado por una Subvención en Bloque para Cultivos Especializados de 153,000 dólares, fue el primer proyecto de investigación formal de la investigadora de origen chileno desde que llegó a Washington en 2016. Sus resultados, sin embargo, concuerdan con su experiencia en nutrición hortícola y décadas de publicaciones, afirmó.

Los factores limitantes que encontró —suelos alcalinos, alto contenido de potasio y mal drenaje— no son inesperados, y sus recomendaciones para superarlos son prácticas comunes. 

Factores limitantes

El calcio es un nutriente esencial que ayuda a mantener las células unidas mientras la fruta comienza a formarse, especialmente durante la formación de la pared celular, hasta cinco o seis semanas después de la floración. Posteriormente, el árbol enfrenta problemas con la “absorción”, el proceso de mover el elemento relativamente inmóvil desde el suelo a través de las raíces hasta el fruto.

Según su estudio, los siguientes factores limitan el consumo de calcio en Washington:

—La temperatura del suelo. Normalmente, el aire se calienta antes que el suelo, lo que significa que los árboles florecen antes de que las raíces comiencen a enviar nuevas puntas de raíces para que absorban nutrientes, lo que ocurre a unos 15 grados Celsius (59 grados Fahrenheit) o más. Los árboles dependen de las reservas de calcio al principio de la temporada.

—La acidez del suelo. A las raíces les gusta un pH entre 5.0 y 7.5. Si es mayor, los nutrientes y los metales importantes quedarán retenidos en el suelo. De las muestras de suelo del este de Washington tomadas por Sallato, el 42 % tenía un pH superior a 7.5 y el 16 %, más de 8.0.

—El potasio. Desafortunadamente, los suelos de Washington también tienen mucho potasio, otro nutriente necesario para las plantas que es más móvil que el calcio. El exceso de potasio compite con el calcio en la zona radicular y en la fruta. Solo el 7 % de los suelos muestreados por Sallato tenían un bajo contenido de potasio, mientras que el 67 % tenían niveles excesivos.

—El fósforo. Aunque el fósforo, otro nutriente fundamental, no compite con el calcio, suele ser elevado en suelos que también tienen un alto contenido de potasio. Eso indica otros problemas, como un drenaje insuficiente. El 40 % de los suelos muestreados presentaban una deficiencia de fósforo.

Solo el 11 % de los suelos muestreados por Sallato se encontraban dentro de los intervalos recomendados para los tres elementos: calcio, fósforo y potasio.

Qué hacer

Sallato aboga por gestionar el suelo y controlar el vigor de los árboles.

Recomienda romper el caliche, vetas de carbonato cálcico endurecido que son comunes en el árido oeste de Estados Unidos, y mejorar el drenaje. “Esa es probablemente mi recomendación número uno”, declaró.

Además, cuando el pH es superior a 7.5, sugiere acidificar el suelo. Utilice quemadores de azufre si tiene un reservorio.

Tenga en cuenta los valores globales de calcio y potasio, no solo sus proporciones. Los productores suelen pedirle a Sallato una recomendación en cuanto a la proporción. Se resiste, porque incluso los suelos dentro de una proporción ideal pueden tener cantidades excesivas que produzcan mancha amarga, de la misma manera en la que comer cantidades excesivas de la proporción correcta de proteínas y carbohidratos nos hace engordar.

Sallato recomienda esperar hasta después de la floración para extender la tela reflectante que mantiene el suelo fresco.

Considere la poda de raíces, agregó. Los productores han utilizado con éxito esta técnica en portainjertos vigorosos para reducir el vigor y estimular el crecimiento de la punta de la raíz. Sin embargo, los investigadores todavía están descifrando cómo afecta esto al vigor del final de la temporada.

Para el vigor de los árboles recomienda plantar con raíces enanizantes, podar en verano, utilizar reguladores de crecimiento vegetal, gestionar la carga frutal y controlar el riego.

De hecho, comprender mejor la conexión entre el vigor y la absorción de calcio forma parte de su próximo proyecto de tres años, financiado recientemente con 42,000 dólares de la Comisión de Investigación de Árboles Frutales del Estado de Washington. A partir de este año, en huertos conocidos por su gran vigor, planifica tratar los árboles Honeycrisp y WA 38 con reguladores de crecimiento vegetal, podar en verano y quizás alguna vez podar las raíces para comparar los efectos de los tratamientos sobre las enfermedades relacionadas con el calcio.

La Honeycrisp es bien conocida por su susceptibilidad a la mancha amarga. La WA 38, la heredera de la WSU Honeycrisp comercializada como Cosmic Crisp, a veces desarrolla una condición conocida como “mancha verde”, que Sallato sospecha está relacionada con la mancha amarga y también conectada a un desequilibrio de calcio.

Al final, espera transmitir recomendaciones sobre cómo gestionar las enfermedades relacionadas con el calcio, no encontrar una varita mágica para eliminarlos. Algunos productores se sienten frustrados con este enfoque.

“Muchos productores dicen: ‘Llevamos 80 años de investigación y todavía no hemos resuelto el problema’”, declaró.

Shawn Tweedy, director de operaciones de campo del huerto Chiawana Orchards, afirmó que la idea de una solución mágica no es realista. Cada nuevo estudio sobre el calcio y la mancha amarga le indica a la industria que la cuestión es compleja y polifacética.

“Esta idea o expectativa de un productor de que los problemas complicados pueden reducirse a una solución para una fuente bien específica…, creo que es una falacia”, manifestó Tweedy, un ex químico de calidad del agua de la reserva nuclear de Hanford, cerca de Richland, Washington. Sin embargo, los investigadores deben respetar las dificultades que enfrentan los productores para implementar soluciones complejas, añadió.

Hasta ahora, los estudios han demostrado que equilibrar la nutrición, el vigor y la carga frutal es la mejor manera de prevenir la mancha amarga, apuntó Rob Blakey, director de investigación y desarrollo de Stemilt Growers en Wenatchee. Es más fácil decirlo que hacerlo, por supuesto.

Puede que la mancha amarga se haya notado durante décadas, pero la manzana más susceptible, la Honeycrisp, no tomó auge en Washington hasta los últimos 20 años, aproximadamente. Incluso los buenos productores pueden tener mancha amarga en las Honeycrisps, agregó. En la región todavía hay árboles Honeycrisp que alcanzan la madurez y, por tanto, el equilibrio.

“Los productores más prosaicos se han dado cuenta de que este equilibrio lleva tiempo y están averiguando cómo conseguir árboles equilibrados lo más rápidamente posible”, añadió Blakey.

—por Ross Courtney