A medida que el costo de la mano de obra incrementa; las industrias típicamente encuentran maneras de usarla menos.

La industria de la fruta es una excepción, manifestó Jim Doornink, agricultor de Wapato, Washington, en un panel de discusión en la reunión anual de diciembre de la Asociación Frutícola del Estado de Washington (Washington State Tree Fruit Association).

En los últimos 25 años, los fruticultores han necesitado más mano de obra para producir fruta, a pesar del incremento de los costos.

“La mano de obra es una gran parte de nuestros costos” dijo Doornink, quien cultiva 250 acres de cerezo, chabacano, peral y manzano-. “Finalmente, hemos llegado a un punto en que nos hemos dado cuenta que esto tiene que parar y estamos haciendo más y más cada año para incorporar tecnologías”.

Los agricultores han hecho cambios a los sistemas de entrenamiento y crecimiento de los cultivos; están usando mallas y enfriamiento por evaporación para proteger la fruta del sol; y se han hecho avances en la tecnología de aspersión. No obstante, no ha habido grandes cambios en lo que a disminución de mano de obra se refiere.

“Los cambios que vienen son progresivos” expresó Doornink-. “Algunas veces los cambios progresivos te congelan en una posición porque te sientes cómodo de lo que has aprendido o hecho. En lugar de eso, debes ver hacia el futuro y en lo que se va ha hacer”.

Doornink recuerda que cuando él ingresó al comité de la Comisión de Investigación de Árboles Frutales de Washington hace 30 años, recibió una recomendación: “No seas el primero en intentar lo nuevo, ni el útimo en dejar lo viejo”. Otros han sido cautelosos respecto a los riesgos de estar a la vanguardia.

“Necesitamos estar seguros que no somos los que están a la vanguardia ni los que se han quedado atrás” -dijo-. “Es muy importante que la tecnología que adoptemos sea la de otras industrias. Tenemos que estar buscando todo el tiempo”.

“La nueva tecnología no es un juguete si se gana dinero con la misma” -añadió-; sin embargo, frecuentemente, los productores intentan hacer que sus juguetes ganen dinero para ellos.

“Yo quiero un dron de la mejor manera” -agregó-. No quiero uno pequeñito que me quepa en la mano; yo quiero uno grande con cosas resplandecientes en el mismo, con luces. No obstante, no puedo encontrar la manera de ponerlo dentro del presupuesto de mi rancho y hacer que gane dinero para mí ahora”.

Problemas financieros

Sam Godwin, quien cultiva 200 acres de manzano, peral y cerezo en el área de Tonasket, ubicada en el norte del centro de Washington, manifestó que la decisión de gastar dinero en nuevas tecnologías es difícil para los pequeños productores. “No tenemos grandes presupuestos y tenemos que hacer lo mejor que podamos para que cada dólar cuente”.

“Inclusive la compra de algo como un tractor a los precios actuales es un problema financiero y los agricultores deben considerar si un equipo nuevo será adecuado para sus huertas” -dijo-.

“Estamos cultivando en suelos viejos” -expresó-. “Yo tengo huertas de cien años de edad. Hace cien años, ellos no pensaron sobre estas cosas. Tenemos grandes copas de árboles y espacio limitado. Estamos observando nuestras huertas y tratando de idear cómo podemos cambiar su arquitectura hasta conseguir adecuar tecnología a las mismas. Es difícil tomar estas decisiones”.

Godwin tiene un programa regular de renovación. Él planta algunas huertas nuevas cada año para mantenerse actualizado mientras que incrementa el capital invertido. Esto también le ayuda a estar al tanto de los costos de los árboles, postes y alambres, por ejemplo.

“Si no lo haces regularmente es difícil hacer un presupuesto y conseguir información, especialmente cuando estás aislado muy al norte, lejos de la mayor parte de la industria” -comentó-. “Una de las ventajas de cultivar en el norte es que no hay huertas vecinas gigantes compitiendo por trabajo y otros recursos”.

“Eso está cambiando” -añadió-. “La industria de la marihuana (o mariguana) está aumentando y yo considero que podría ser competencia por recursos en el futuro”.

Godwin espera que una vez que la cosecha robótica esté disponible en los siguientes años, él haya modificado lo suficiente sus huertas a la estructura adecuada para que la cosecha automatizada tenga sentido en su establecimiento agrícola. “Es algo que nos tiene entusiasmados” -dijo.

Sistemas verticales

Mark Hanrahan, fruticultor de cerezo y peral en Buena, Washington, dijo que la cosecha mecánica ya es posible para cerezo, pero solo si el productor está de acuerdo en hacer el intento de comercializar la fruta sin pedúnculo. Una cosechadora mecánica, desarrollada hace alrededor de 15 años por el Dr. Don Peterson del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, fue diseñada para copas de árboles en ángulo. Las cerezas se aflojan de los pedúnculos mediante aplicaciones de Ethrel (ethephon) para caer en la cosechadora al sacudir los árboles.

Hanrahan, quien plantará su primera huerta de manzano el próximo año, enfatizó que las plataformas y otros recursos mecánicos deben ser versátiles para poder ser de uso en operaciones múltiples de las huertas por parte de los pequeños agricultores que tienen un capital limitado. Él está trabajando para tener árboles en sistemas verticales y así se puedan podar y cosechar mecánicamente. El cree que la cosechadora robótica que está en desarrollo y que succiona la fruta de los árboles, será revolucionaria y requerirá de copas verticales.

Presupuesto de capital

Doornink preguntó a los otros panelistas cómo manejaban su presupuesto y comentó que a él le causaba miedo organizar un presupuesto de cinco años considerando todo lo que quería hacer y su costo.

Mark Stennes y su familia cultivan manzano, peral y cerezo en el Condado de Okanogan. Stennes manifestó que su presupuesto orientado hacia mano de obra, está cambiando hacia un presupuesto de capital, modificando el 65 por ciento destinado a mano de obra a 65 por ciento para equipo y tecnología. En los últimos diez años, él ha estado trabajando para asegurarse que sus plantaciones sean propicias para la robótica.

Stennes dijo que Keith and Kevin (su padre y hermano, respectivamente), socios del negocio, le solicitaron en la primavera pasada un presupuesto de capital de cinco años. Stennes hizo una lista de lo que desearía para el presupuesto y casi les dio un ataque cardíaco, bromeó él. Debe haber buena armonía entre las finanzas y el lado operacional del negocio y compartir metas, expresó. Hay que planear con cinco a diez años de anticipación porque los árboles del vivero se deben ordenar hasta con cinco años por adelantado y puede que en otros cinco años estén en completa producción.

Godwin manifestó que hace varios años, él comenzó a realizar una lista propuesta de adquisiciones y actividades en base a lo que él consideraba que era necesario cambiar y qué tan pronto debía hacer dichos cambios. En su plan, Godwin tomó en cuenta qué tan grande podría llegar a ser su negocio antes de que tuviera que construir más viviendas o cuándo necesitaría plantar en terreno más bajo en donde sería necesario un ventilador contra las heladas.

“Independientemente del plan que decidamos, este tiene que pagarse por sí solo” -enfatizó-. “No se trata de que yo tengo una pila enorme de dinero en algún lugar. Tiene que ser rentable al final del día”. •