Este artículo apareció originalmente en la edición de noviembre de 2019 de la revista Good Fruit Grower: Making the crop load count


Los sistemas de precisión de espalderas superpuntiagudas (“super spindle”) protagonizan la visita al huerto T & K Ferri Orchards durante la Gira de estudio de verano de 2019 de la Asociación Internacional de Árboles Frutales en Ontario, Canadá. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Los sistemas de precisión de espalderas superpuntiagudas (“super spindle”) protagonizan la visita al huerto T & K Ferri Orchards durante la Gira de estudio de verano de 2019 de la Asociación Internacional de Árboles Frutales en Ontario, Canadá.
(TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Tom Ferri cultiva manzanas Honeycrisp grandes y hermosas que imponen precios elevados, pero para producirlas necesita un programa de raleo intensivo.

Su adopción del modelo de gestión de precisión de carga de cosecha hace unos cinco años le ha ayudado a intensificar sus esfuerzos y a ganar confianza, afirmó Ferri, quien cultiva 8 hectáreas (20 acres) con su esposa Karen y su hermano Joe en la región de Georgian Bay en Ontario.

“Aquí hacemos las cosas de manera algo diferente, ya que para las variedades Honeycrisp, Mutsu y Cortland queremos manzanas de 56s, 64s y 72”, indicó. Aunque esos tamaños son grandes para la mayoría de los mercados, sus compradores en la Terminal de Alimentos de Ontario, en Toronto, los quieren. “Nos pagan mucho más por ellas”.

Eso significa una meta de 50 manzanas por árbol, Ferri les comentó a los asistentes a la Gira de estudio de verano de la Asociación Internacional de Árboles Frutales que fueron a su huerta el pasado julio. En sus sistemas de espalderas superpuntiagudas sembradas cada 3.6 metros por 46 centímetros (10 pies por 18 pulgadas) se producen cerca de 125 cajones por hectárea (50 cajones por acre) de Honeycrisp. La gestión de precisión de carga frutal basada en el modelo de crecimiento de frutos inmaduros minimiza los costos del raleo manual y le permite recoger frutos de primera calidad y obtener una refloración fiable, indicó.

Él es uno de los pocos productores de la región de Ontario que usa el modelo, el cual fue desarrollado por Duane Green de la Universidad de Massachusetts, junto con Terence Robinson y Alan Lakso de la Universidad de Cornell y Phil Schwallier de la Universidad Estatal de Michigan.

Su presentación al grupo de la gira fue un muy buen ejemplo de los beneficios de usar el modelo, indicó luego Schwallier, y un ejemplo excelente de la horticultura de precisión.

El productor Tom Ferri, a la izquierda, charla con Rod Farrow sobre cómo usa la gestión de precisión de la carga de cosecha para obtener 125 cajones por hectárea (50 cajones por acre) de manzanas Honeycrisp de primera calidad destinadas a los mercados de productos selectos. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

El productor Tom Ferri, a la izquierda, charla con Rod Farrow sobre cómo usa la gestión de precisión de la carga de cosecha para obtener 125 cajones por hectárea (50 cajones por acre) de manzanas Honeycrisp de primera calidad destinadas a los mercados de productos selectos.
(TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

El conteo de la carga de cosecha

Como en cualquier huerto, la gestión comienza con la poda, pero en el entorno de Georgian Bay —el cual tiene por lo general noches frescas y días soleados en septiembre y una cosecha más tardía— Ferri adopta un enfoque un poco diferente al de muchos productores de manzanas.

“Realizamos más podas en verano que en invierno”, indicó. “Es nuestra tarea más grande. Es más trabajo, pero es trabajo fácil”.

La poda de verano garantiza la buena penetración de la luz en sus bloques altos de espalderas superpuntiagudas, pero no se tiene que preocupar tanto por el riesgo de quemaduras solares como los productores en latitudes más bajas. “Solo queremos una copa bien, bien estrecha, y queremos luz y color”, explicó.

Minimizar la poda invernal también ayuda a controlar el vigor, añadió.

La mayoría de la poda invernal la realiza él mismo y no cuenta el número de brotes, probablemente porque después de cultivar bloques altamente reglamentados de espalderas superpuntiagudas durante casi 20 años es capaz de ver los resultados que busca sin tener que contar. Idealmente, tendrá de 75 a 100 brotes en cada árbol para entonces ralearlo hasta conseguir los 50 frutos que quiere.

Su programa de raleo comienza con NAA (ácido naftalenacético) y MaxCel (benciladenina) en los primeros pases, dejando a Sevin (carbarilo) para los últimos pases, explicó. El modelo de frutos inmaduros le brinda la confianza necesaria para usar esos aspersores de forma intensiva.

Para hacer que el modelo de raleo químico de precisión funcione con este sistema, Ferri cuenta su fruta mediante zonas verticales. Monitorea 14 racimos en cinco árboles de cada bloque. “Toma mucho tiempo, pero de verdad funciona”, aseguró. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Para hacer que el modelo de raleo químico de precisión funcione con este sistema, Ferri cuenta su fruta mediante zonas verticales. Monitorea 14 racimos en cinco árboles de cada bloque. “Toma mucho tiempo, pero de verdad funciona”, aseguró.
(TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Es un enfoque que ayuda a los productores a planificar y programar sus aspersiones de raleo de acuerdo con base en la observación del desarrollo de los frutos inmaduros, ya que los que no mantengan el mismo ritmo que el de sus vecinos se caerán. Suena fácil, pero implementar el modelo de gestión requiere mediciones cuidadosas del crecimiento del fruto, las cuales Ferri realiza en 14 racimos en cada uno de los cinco árboles representativos de cada bloque.

“Este modelo requiere mucho tiempo, pero realmente funciona. Esto significa que cuando se realiza un conteo físico de las manzanas, si dice 82, es que puede estar 10 por encima o 10 por debajo, pero es realmente exacto”, aseguró.

El hermano de Tom, Joe Ferri, un ingeniero jubilado, maneja los cálculos matemáticos. Ha adaptado un poco el modelo estándar mediante el uso de porcentajes en lugar de conteos de manzanas y la división del programa para observar la parte superior e inferior del árbol por separado.

Lo estoy usando para decirle a Tom cuáles son las manzanas más grandes que caerán”, explicó. “Para obtener manzanas, hay que contar los racimos, y los racimos cambian después de cada aspersión”.

El modelo frente a la Madre Naturaleza

Este año, el modelo no funcionó tan bien como siempre, y la familia Ferri espera obtener de 35 a 40 manzanas por árbol. Fue una primavera excepcionalmente lluviosa y fría que se atrasó por unas dos semanas, con abundante nubosidad, condiciones climáticas desfavorables para la polinización y todo tipo de problemas, apuntó Ferri.

Pero, tres cuartas partes de una cosecha es mejor que nada, añadió.

Este año también experimentó con la adición de un estudio del raleo de flores a las prácticas habituales de raleo químico en los bloques de manzanas Gala. El raleo de alambre inicial fue demasiado leve, así que aplicó el programa químico a las tasas habituales, pero cayeron muchas más de las que esperaban, declaró Ferri.

“Son tan sensibles después de que se usa el raleador de alambre”, explicó Rod Farrow, antiguo presidente de la IFTA, quien dirigió la conversación del grupo.

“No les creía, pero ahora les creo”, añadió Ferri.

Ferri y Farrow, antiguo presidente de la Asociación Internacional de Árboles Frutales, platican con los visitantes sobre cómo sacarle provecho a la gestión de precisión de carga de cosecha. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Ferri y Farrow, antiguo presidente de la Asociación Internacional de Árboles Frutales, platican con los visitantes sobre cómo sacarle provecho a la gestión de precisión de carga de cosecha.
(TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Así que cada año hay más que aprender, pero llevan registros de cada una de las temporadas anteriores para poder observar el modelo, las condiciones climáticas y el desempeño de su programa de raleo con el fin de obtener mejorías en los años posteriores.

“Nuestro padre nos enseñó que podemos ser héroes o unos fracasados, ya que el raleo químico es la tarea más importante en la huerta”, relató Ferri. “Siempre prefiero ralear demasiado que no ralear suficiente”.

De otro modo, es difícil obtener los frutos grandes de primera calidad que esperan sus clientes de las tiendas de productos selectos. También es clave contar con un programa exhaustivo de calcio para la prevención de la mancha amarga en sus grandes manzanas Honeycrisp, las cuales el año pasado llenaron 150 cajones por hectárea (60 cajones por acre).

“Sesenta cajones es el límite superior”, indicó. En el caso de la variedad Ambrosia se pueden llenar de 60 a 70, pero no con las Honeycrisp. “Cincuenta es mejor. Creo que hubiesen salido mejor este año si no hubiésemos podado demasiado el año pasado”.

—por Kate Prengaman