A principios del año y cumpliendo una década después de mudarse a Wenatchee, Washington, Glade Brosi (a la izquierda) y su esposa Andrea Bixby-Brosi hicieron realidad su sueño de convertirse en cultivadores de peras tras adquirir una pequeña huerta en la población de Leavenworth, a principios del año. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
A principios del año y cumpliendo una década después de mudarse a Wenatchee, Washington, Glade Brosi (a la izquierda) y su esposa Andrea Bixby-Brosi hicieron realidad su sueño de convertirse en cultivadores de peras tras adquirir una pequeña huerta en la población de Leavenworth, a principios del año. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

La empresa agrícola recién bautizada Chumstick Creek Ranch producirá su primera cosecha este año.

Es decir, será la primera cosecha para los cultivadores nuevos. En enero de este año Glade Brosi y Andrea Bixby-Brosi compraron la huerta de 14 acres situada a las afueras de Leavenworth, Washington, para poner en marcha su sueño de una década de ser propietarios de su propia huerta. Los árboles, por su parte, ya produjeron fruta décadas antes de que nacieran sus nuevos propietarios, y este año las condiciones propiciaron una cosecha escasa.

“Necesitábamos 500 contenedores y solo vamos a obtener 300”, dijo Brosi durante una visita a la huerta en julio. “El problema con comprar una huerta es que durante el primer año te retrasas. Estamos pidiendo dinero prestado para cultivar esto”.

Los productores cobran a medida que su empaque vende la fruta y cuando se compra una huerta, los ingresos del año anterior van a parar al antiguo agricultor, por lo que un nuevo propietario tiene que administrar la huerta durante 18 meses o más antes de recibir el primer cheque, explicó Brosi. Una cosa es tenerlo en cuenta a la hora de elaborar un plan de negocio y otra es vivirlo, añadió Bixby-Brosi. 

Su historia ilustra los retos -y también el riesgo financiero- a los que se enfrentan los nuevos agricultores. También destaca cómo el apoyo de la industria puede hacer posible superarlas. 

“Si no has sido bendecido con la herencia de una huerta multimillonaria, tienes que ser educable”, dijo Brosi. “Tienes que encontrar a gente que quiera ayudarte, y con el trabajo que hemos hecho en el pasado en este valle, hemos trabajado con muchos cultivadores y ya tenemos esas relaciones”.

Empezando por la izquierda, Bixby-Brosi y Brosi hablan con Davis del primer cultivo que esperan cosechar, y del riesgo financiero de iniciarse en el sector de la pera. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
Empezando por la izquierda, Bixby-Brosi y Brosi hablan con Davis del primer cultivo que esperan cosechar, y del riesgo financiero de iniciarse en el sector de la pera. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Los Brosi han hecho contactos en el valle desde el año 2011, debido a que la beca posdoctoral en entomología de Bixby-Brosi trajo a la pareja a Wenatchee. Durante este tiempo, Brosi ha trabajado como consultor de cultivos en investigación y desarrollo para Stemilt Growers y ahora hace lo mismo con True Organics Products.

Bixby-Brosi agradece el apoyo del sector para hacer posible su primera temporada como agricultores. Un préstamo de explotación de Blue Star Growers, su nueva cooperativa, les puso en marcha. La especialista de la extensión de la Universidad Estatal de Washington, Tianna DuPont, y también muchos cultivadores del valle, responden a todas sus innumerables preguntas. Troy Davis, antiguo arrendatario de la propiedad, puso en contacto a la pareja con los duenos de la huerta cuando se enteró de que querían comprar tierra agrícola y con el tiempo se ha convertido en su mentor y amigo.

Davis, que ve a su yo más joven en los Brosi, considera que ayudarles a hacer crecer su incipiente negocio forma parte de su estrategia de jubilación. Ver cómo la huerta que arrendó durante 23 años sigue en funcionamiento bajo la administración de nuevos cultivadores -en lugar de ser vendida para construir viviendas en el mercado activo de bienes raíces de Leavenworth- ayuda a garantizar que sus empleados de toda la vida sigan con trabajo. 

“Es algo muy importante”, afirmó Davis. “Son como mi familia”. 

Davis también alquila un bloque vecino más grande y la pareja tiene previsto hacerse cargo de su arrendamiento el año que viene, lo que le ha facilitado el préstamo de maquinaria agrícola a los nuevos agricultores. Además, como Davis sigue trabajando con Chamberlin Ag, puede actuar como consultor de plagas para los Brosi. 

Troy Davis, un vecino, actúa tanto como consultor de plagas como mentor para los nuevos agricultores. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
Troy Davis, un vecino, actúa tanto como consultor de plagas como mentor para los nuevos agricultores. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

“No podríamos hacerlo sin él”, afirmó Bixby-Brosi. 

Al oír eso, Davis se encoge de hombros, añadiendo que al principio de su propia carrera se benefició de la tutoría de los agricultores veteranos Fred Valentine y Bob Bosen, e insta a los Brosi a no dejarse llevar por el pánico debido a un año de bajo rendimiento.  

“Así es como entré yo también. Estas huertas estaban perdiendo mucho dinero”, y los antiguos propietarios querían abandonar el negocio, dijo Davis. “La gente no dan en arrendamiento las huertas cuando obtienen beneficios”.

Al igual que el matrimonio, un préstamo de explotación de Blue Star Growers le ayudó a Davis a levantar su negocio. 

“Pasé 10 años con el financiamiento de la cooperativa antes de poder financiarme yo”, dijo Davis. 

Con los tipos de interés actuales y las pocas pruebas de que se puede dirigir una huerta con éxito, conseguir la financiación bancaria habría sido un gran obstáculo, añadió Brosi. La financiación por contenedor les ayuda a “gastar solo lo necesario para obtener beneficios con las peras”, afirmó.

Desde el punto de vista del empaque, dar apoyo a los productores nuevos es una estrategia sólida. Así se obtienen más peras y se evita que las buenas huertas se vendan para construir viviendas u hoteles, dijo Gene Woodin, el nuevo director general de Blue Star. 

“Eso es importante porque nadie nunca va a derribar casas para plantar huertos”, afirmó.

Básicamente, se trata de cultivadores que dan en préstamo fondos a otros cultivadores. 

“Dice mucho que los agricultores confíen sus ahorros al empaque”, afirmó Erica Bland-McConnell, miembro de la junta directiva de Blue Star. Ve a jóvenes cultivadores luchando por comprar huertos y le preocupa. Si no es posible ganar lo suficiente en este negocio, el sector no logrará reclutar a la nueva generación de agricultores que se necesita.

En la cooperativa, la gente suele referirse a los Brosi como “jóvenes agricultores”, pero ellos señalan que ya rondan los 40 años. Tuvieron que dedicar una década a este objetivo para por fin poder comprar la huerta y disponer de la red de apoyo necesaria para lograr el éxito, explicó Brosi.

Piensan hacer crecer su negocio con arrendar más acres, a medida que Davis se vaya retirando en los próximos años.

“El arrendamiento será la forma de crecer, porque es muy caro”, dijo Brosi.

El rendimiento bajo de este año complicará el plan, pero aún así se sienten confiados.

“El cultivo de peras es arriesgado, pero poseer estas tierras no lo es”, afirmó Bixby-Brosi. “Se trata de una propiedad de gran valor, y creemos que invertir en la tierra es mejor que invertir en la bolsa”.

Davis está de acuerdo.

“Son gente de negocios muy inteligente”, dijó.

por Kate Prengaman

Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.