Este artículo apareció originalmente en la edición de septiembre de 2019 de la revista Good Fruit Grower: Washington Apple Education Foundation celebrating 25 years


Anahi Goninez, beneficiaria de la beca, estrecha la mano de Chris Willett, presidente de la fundación Washington Apple Education Foundation, en el almuerzo anual de la organización a finales de julio en Yakima. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Anahi Goninez, beneficiaria de la beca, estrecha la mano de Chris Willett, presidente de la fundación Washington Apple Education Foundation, en el almuerzo anual de la organización a finales de julio en Yakima. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

La industria de árboles frutales de Washington otorgó más de 1.1 millones de dólares a 330 estudiantes este año cuando la Washington Apple Education Foundation (WAEF) celebró su 25 aniversario.

Desde su fundación en 1994, la WAEF ha otorgado casi 9 millones de dólares en becas a unos 2,000 estudiantes y cambiado su enfoque para incluir no solo becas, sino también la planificación universitaria y profesional, informó la Directora Ejecutiva Jennifer Witherbee, quien ha estado con la WAEF durante 18 años.

Jennifer Witherbee

Jennifer Witherbee

“En los años que he estado allí, el mayor cambio es la manera en la que definimos el éxito. Ahora se basa en el desarrollo profesional de nuestros estudiantes”, declaró. “Solía ser la cantidad de becas que otorgamos, pero nuestros estudiantes necesitan algo más que dinero. Queremos poder ayudarlos a alcanzar sus metas después de la universidad, no solo terminar la universidad”.

Organizacionalmente, eso significa que la WAEF se compromete a ayudar a los estudiantes que han sido seleccionados para las becas a lo largo de sus años de pregrado. Los estudiantes proporcionan actualizaciones trimestrales sobre su progreso universitario, presentan sus solicitudes de renovación y participan en las entrevistas de renovación.

Además, hace varios años, la junta directiva del grupo tomó una decisión consciente de ayudar de una mejor manera a los estudiantes a alcanzar sus objetivos profesionales. Las ofertas incluyen recorridos de exploración de carreras, eventos de observación del trabajo, talleres de verano sobre temas como el presupuesto, la construcción de una red profesional, la participación en las redes sociales en el mundo profesional y la preparación para las entrevistas de trabajo.

Los resultados están dando frutos, indicó. La gran mayoría de los estudiantes becados completan sus estudios, y el 80 por ciento de los beneficiarios son estudiantes de bajos ingresos que pertenecen a la primera generación de sus familias en asistir a la universidad.

Es un sistema de apoyo construido para ir más allá de las becas, indicó Kailan Dunn, miembro de la junta directiva y exbecario, quien ahora está en el área de ventas de la empresa H.R. Spinner Corp. en Yakima, Washington.

“Realmente estamos invirtiendo nuestro tiempo y dinero en esto. Todos piensan que son solo becas, pero es mucho más que eso. Cada año incluimos algo más”, explicó. “Simulacros de entrevistas, hacer que los estudiantes vean diferentes trabajos, familiarizarlos con pasantías y oportunidades”.

Eso incluye asegurarse de que entiendan que la agricultura actual se trata de mucho más que cosechar fruta.

“Muchos de estos niños, que podrían ser los primeros en sus familias en ir a la universidad, piensan que recoger fruta es la única oportunidad que existe en la industria de la fruta. Algo que la WAEF ha logrado es mostrarles que efectivamente, esos trabajos son esenciales y que siempre estarán allí, pero que también existen las áreas de recursos humanos, contabilidad y otros innumerables trabajos. Hay muchas otras maneras de ser parte de la industria de los árboles frutales”, señaló Dunn.

Hace dos años, con un desayuno de exalumnos durante la reunión anual de la Asociación de Árboles Frutales del Estado de Washington, la WAEF comenzó una asociación de exalumnos.

“Ha sido grato ver crecer esto”, indicó. A 12 años de sus días universitarios, agregó: “Soy el más viejo en ese grupo y es divertido ver quién está entrando; es bueno para ellos que me vean hacer aportaciones tanto económicas como de tiempo, y espero que eso los inspire a reciprocar también”.

Witherbee compartió ese parecer.

“No solo recibes un cheque de la WAEF”, aclaró. “Es como si nunca te separaras de nosotros, y está dando frutos: cada vez tenemos más de nuestros estudiantes como voluntarios, tenemos un empleado que se graduó del programa, y cada vez hay más mentores. Muchos regresan a nosotros, se cierra el círculo”.

—por Shannon Dininny