En junio del año pasado, la plantación del nuevo viñedo de investigación de la Universidad Estatal de Washington (WSU) en el campus de Prosser atrajo a una multitud interesada tanto en la máquina de plantación de Vinomatos de Portugal, como en la investigación de la salud del suelo prevista para las décadas venideras en un bloque de 4 acres. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
En junio del año pasado, la plantación del nuevo viñedo de investigación de la Universidad Estatal de Washington (WSU) en el campus de Prosser atrajo a una multitud interesada tanto en la máquina de plantación de Vinomatos de Portugal, como en la investigación de la salud del suelo prevista para las décadas venideras en un bloque de 4 acres. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

El viñedo de investigación y extensión recién plantado en el Centro de Investigación y Extensión de Agricultura Bajo Riego de la Universidad Estatal de Washington (WSU) en Prosser pronto ofrecerá prácticas de administración de la salud del suelo para la industria vinícola del estado.

El suelo desempeña un papel clave en el cultivo de las uvas y la calidad del vino y ayuda a definir el terroiro “terreno vitivinícola”. Devin Rippner, edafologo (científico de suelos)  del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA, por sus siglas en ingles), empezó a centrarse en la producción de uvas en el noroeste del Pacífico en el año 2021, reconociendo de inmediato la importancia de un sitio de investigación y extensión agroecológica a largo plazo. La primavera pasada solicitó una subvención de iniciativa que apoyó la plantación de un nuevo viñedo de uva de vino de 4 acres, como uno de los seis sitios experimentales a largo plazo plantados en el estado de Washington.

El proyecto del viñedo forma parte de la Washington Soil Health Initiative (Iniciativa de Salud del Suelo de Washington), un ambicioso plan que la legislatura estatal lanzó en el 2019 para financiar la investigación, extensión y demostración de las mejores prácticas de administración para la salud del suelo, a través de viñedos experimentales a largo plazo plantados en todo el estado. Rippner dirige el programa en asociación con la Washington State Conservation Commission (la Comisión de Conservación del Estado de Washington), el Washington State Department of Agriculture (Departamento de Agricultura del Estado de Washington) y la WSU.

Rippner recibió más de USD $860,000 de la iniciativa a lo largo de cinco años para establecer el viñedo y realizar varios estudios, además de financiación adicional del USDA para equipamiento de laboratorio, cancelación de las tasas de uso del suelo de la estación de Prosser de la WSU y financiación de la Washington State Wine Commission (la Comisión Vitivinícola del Estado de Washington).

En junio del 2023, Rippner celebró una jornada de demostración en el viñedo para mostrar la tecnología de plantación automatizada. El apoyo financiero de la industria vinícola de Washington permitió a Rippner contratar a una gerente del viñedo, Elizabeth Gillispie quien supervisa la administración del viñedo y que permite a Rippner dedicarse a la investigación.

Los retos del suelo

Como es de esperar, los suelos de los viñedos de uvas de vinificación suelen tener una baja fertilidad inherente y los cultivadores equilibran cuidadosamente la nutrición de la vid para evitar el crecimiento y el vigor excesivo. En el este de Washington, los viticultores también se enfrentan a suelos con un pH elevado, baja capacidad de retención de agua por falta de partículas de barro en el suelo y bajo contenido en materia orgánica, erosión eólica y problemas de salinidad o sodicidad (la presencia de una elevada proporción de iones de sodio en relación con otros cationes), según Rippner.

Financiada por el sector vitivinícola de Washington, una investigación anterior en la que se estudió la calidad del agua utilizada para el riego reveló que, aunque la mayor parte del agua de riego superficial es limpia, el agua de pozo puede tener un alto contenido en sodio y con el tiempo provocar la sodicidad del suelo.

Rippner señaló que los nematodos, la filoxera y las enfermedades del suelo son otros problemas emergentes que pueden enfrentar los viticultores cuando se replantan los viñedos en el mismo lugar.

Katherine East, antigua investigadora del laboratorio de suelos del Departamento de Agricultura de EE. UU. en Prosser, organiza las vides para su plantación en el complejo diseño del bloque de investigación que incluye un experimento de portainjertos y cinco prácticas de administración del suelo. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
Katherine East, antigua investigadora del laboratorio de suelos del Departamento de Agricultura de EE. UU. en Prosser, organiza las vides para su plantación en el complejo diseño del bloque de investigación que incluye un experimento de portainjertos y cinco prácticas de administración del suelo. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Objetivos basados en los resultados

Rippner creó un comité asesor de viticultores comerciales, gestores de viñedos, bodegueros, asesores de cultivos y científicos especializados en la viticultura para que le guiaran en la planificación del viñedo, un proceso que incluía la selección de portainjertos (raíces), la preparación previa a la plantación, el establecimiento del viñedo y la decisión de qué prácticas de administración evaluar.

El viñedo incluye variedades de vino Cabernet Sauvignon y Chardonnay injertadas en portainjertos 1103P y plantadas a una distancia entre hileras de 9 por 5 pies. Las vides se riegan por goteo. El viñedo se ha diseñado para permitir la evaluación de regímenes de mucho riego y poco riego. El proyecto se ha diseñado para que se base en los resultados y sea lo suficientemente flexible como para estudiar una serie de prácticas de administración.

El proyecto a largo plazo pretende evaluar sistemas sostenibles de administración del suelo que optimicen la calidad del vino. Inicialmente, Rippner comparará cinco tratamientos:

1) Estándar: Se sigue la práctica convencional de utilizar nutrientes sintéticos típicos y herbicidas para controlar las malas hierbas y el cultivo es realizado en hilera de viñas.

2) Manejo de la vegetación local: Se utilizan nutrientes sintéticos típicos, se siega la hilera y debajo de la vid, pero se permite que crezca vegetación autóctona en la hilera.

3) Cultivo de cobertura: Utiliza nutrientes sintéticos típicos y cultiva trébol bajo la vid, pero no en la fila de carriles. Utiliza la siega bajo la viña.

4) Adiciones de materia orgánica: se aplica compost (abono), pero no nutrientes sintéticos. Se permite el crecimiento de vegetación autóctona en el callejón. La siega se realizará en la fila de carriles y bajo la vid. 

5) Administración aspiracional: Se aplica fertilizante orgánico, pero no nutrientes sintéticos. Trébol cultivado para ser cobertura bajo la viña, emparejado con hierba de trigo perenne en el carril entre hileras. La siega se realizará en el carril y bajo la viña.

Además de medir la salud del suelo, Rippner hará un seguimiento de los costos de mano de obra y de la eficacia de poner montículos de tierra sobre las uniones de injerto para protegerlas de las lesiones invernales. A medida que se generaliza la plantación de portainjertos en el estado, aún queda mucho por aprender sobre su selección, la administración de las uniones de injertos y mucho más. Se aplicará compost en el viñedo para combinar los pasos de incorporación del abono al suelo con el montículo de la tierra sobre la unión del injerto.

El análisis de Alta Tecnología

El Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico (PNNL, por sus siglas en inglés) de Richland también participa en el proyecto. Rippner utilizará la tomografía computarizada del PNNL para convertir la información escaneada 2D (bidimensionales) de muestras de suelo en imágenes 3D (tridimensionales). Esto permitirá a Rippner visualizar los cambios en la porosidad del suelo, la distribución de los agregados del suelo y el crecimiento de las raíces de las plantas a partir de los distintos tratamientos de administración.

Durante una jornada de campo organizada en agosto del año pasado por la Washington State Grape Society (Sociedad de Uvas del Estado de Washington), la edafóloga Liz Gillispie, a la derecha y el técnico Brandon Peterson explican cómo se toman muestras profundas del suelo para su análisis. (Kate Prengaman/Good Fruit Grower)
Durante una jornada de campo organizada en agosto del año pasado por la Washington State Grape Society (Sociedad de Uvas del Estado de Washington), la edafóloga Liz Gillispie, a la derecha y el técnico Brandon Peterson explican cómo se toman muestras profundas del suelo para su análisis. (Kate Prengaman/Good Fruit Grower)

Tomó muestras del suelo antes de la plantación y tenía previsto tomar más muestras después. Ya ha descubierto que la penetración del agua puede ser hasta 100 veces más lenta en las muestras recogidas en la hilera de los carriles por donde circulan los tractores, en comparación con los lugares sin compactación terrenal del tractor.

Rippner tiene previsto celebrar una jornada de campo de salud del suelo en el viñedo cada año para compartir los resultados de la investigación, y hacer demostraciones de la tecnología y el equipamiento. En un futuro, se elaborará vino de investigación a partir de distintos tratamientos de administración del suelo para averiguar si las diversas prácticas repercuten o influyen en la calidad del vino.

Mejorar la salud del suelo es una inversión a largo plazo, pero es clave para la sostenibilidad de la industria vitivinícola de Washington. Esperamos aprender más sobre el papel de las prácticas de administración en los parámetros de la salud del suelo, los efectos de las prácticas en el crecimiento de la vid y la calidad del vino.

por Melissa Hansen

Melissa Hansen es la directora del programa de investigación de la Comisión del Vino del Estado de Washington. Para obtener más información en inglés sobre sus programas de investigación, visite: washingtonwine.org/research/reports.


Un estudio sobre la salud del suelo incluye trabajos en las huertas de Washington

El proyecto se desarrolla en tres fases e incluirá la plantación de manzanos de las variedades Honeycrisp, Gala y también cerezos.

Dos acres y medio de manzanos de la variedad Honeycrisp fueron plantados en el mes de abril del año pasado en la huerta Sunrise de la Universidad Estatal de Washington (WSU, por sus siglas en ingles) en Rock Island. Esta plantación es del estilo comercial y forma parte de un proyecto agroecológico de investigación a largo plazo sobre la salud del suelo, financiado por la Legislatura del Estado de Washington. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
Dos acres y medio de manzanos de la variedad Honeycrisp fueron plantados en el mes de abril del año pasado en la huerta Sunrise de la Universidad Estatal de Washington (WSU, por sus siglas en ingles) en Rock Island. Esta plantación es del estilo comercial y forma parte de un proyecto agroecológico de investigación a largo plazo sobre la salud del suelo, financiado por la Legislatura del Estado de Washington. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Para optimizar la calidad de la cosecha de la fruta Honeycrisp es necesario ajustar todo, desde la manera de podar hasta la nutrición.

Un nuevo ensayo financiado por la Washington Soil Health Initiative (Iniciativa de Salud del Suelo de Washington) pretende ver cómo el mejoramiento en la administración de la salud del suelo puede ayudar a los productores a reducir el bitter pit (mancha amarga) y otros trastornos relacionados con la nutrición, el vigor y el estrés. Los 2.5 acres de manzanos de variedad Honeycrisp plantados en la primavera del 2023 marcan la primera fase de la investigación y extensión del centro de agroecológica a largo plazo (LTARE, por sus siglas en inglés) centrado en el árbol frutal y situado en la Huerta de Investigación Sunrise de la Universidad Estatal de Washington (WSU), cerca de Wenatchee.

Como deja claro la nomenclatura LTARE, descubrir cómo influyen las prácticas de administración en la calidad de la fruta -como la adición de mantillo o enmiendas de compost (abono) – la variabilidad de las características físicas y biológicas de los árboles de la huerta y la resistencia al estrés ambiental llevan su tiempo. Se están plantando terrenos similares para otros cultivos importantes de Washington, como viñedos, patatas, sistemas orgánicos diversificados con ganado y sistemas de cultivos en tierras secas y con ganado sin el uso de sistemas artificiales de riego, apoyándose únicamente con las lluvias y la humedad que retiene el suelo, todo ello con la idea de apoyar la investigación durante las décadas venideras.

“Los experimentos a corto plazo son insuficientes porque la materia orgánica puede tardar 10 años o más en producir cambios sustanciales”, dijo Tianna DuPont, especialista de la Extensión de la WSU e investigadora principal del proyecto. 

El LTARE de árboles frutales incluirá tres bloques de ensayo, financiados con USD $826,000 durante los cinco primeros años por la Legislatura estatal. Un bloque de la variedad Gala previsto para el 2024 se centrará en la mitigación de las enfermedades de replantación y en el año 2025 se plantará un bloqe de cerezos.

La administración de las múltiples estrategias de la aplicación de nutrientes requiere un complejo sistema de fertigación (aportar al suelo los nutrientes que necesitan los cultivos, mediante el agua de riego) y un diseño experimental de plantación, en el que cada tratamiento se repite para que los futuros experimentos puedan superponerse a los estudios actuales a largo plazo sobre la salud del suelo. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
La administración de las múltiples estrategias de la aplicación de nutrientes requiere un complejo sistema de fertigación (aportar al suelo los nutrientes que necesitan los cultivos, mediante el agua de riego) y un diseño experimental de plantación, en el que cada tratamiento se repite para que los futuros experimentos puedan superponerse a los estudios actuales a largo plazo sobre la salud del suelo. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Cada plantación abarcará un espacio de 2.5 acres, lo cual es significativamente más grande que el ensayo de investigación típico dijo DuPont. El tamaño permite múltiples réplicas de tres filas para cada tratamiento de salud del suelo, lo que permitirá a los investigadores sobreponer experimentos adicionales a los estudios de salud del suelo a largo plazo sin ponerlos en peligro.

“Por ejemplo, la Dra. Somera está interesada en los hongos micorrícicos y la Dra. Waite en la dinámica de las raíces, y tiene previsto instalar muchos rizotrones para estudiar cómo se desarrollan el crecimiento y la arquitectura de las raíces a lo largo del tiempo”, dijo refiriéndose a las colaboradoras del proyecto, Tracey Somera y Jessica Waite, ambas del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de EE. UU.

También se formó un comité asesor del sector para apoyar el proyecto. Recomendaron los portainjertos para uso en el ensayo Honeycrisp, seleccionando la raiz G.241 para los suelos arenosos del lugar y porque es capaz de promover una absorción equilibrada de nutrientes.

Los cuatro tratamientos son:

1) Estándar: Este tratamiento consiste en el manejo estándar de malezas y nutrición basado en los resultados de las pruebas de suelo, aplicando 100 libras de nitrógeno por acre en 12 aplicaciones y también micronutrientes foliares.

2) Mantillo: En este tratamiento se aplica una capa de 2 a 3 pulgadas de mantillo de madera astillada de manzano (tratada térmicamente para reducir el potencial de patógenos) cada tres años con programas estándar de herbicidas y nutrición.

3) Orgánico integrado: Este tratamiento recibe compost (abono) antes de plantar. Los surcos de pasto serán cortados y la hierba cortada será soplada hacia la hilera de árboles. A partir del tercer año, el control de las malas hierbas usando herbicidas se intercambiará al cultivo y a las fuentes de nutrientes orgánicos, incluyendo cultivos de cobertura en lugar de sintéticos.

4) Alto contenido en carbono: Este tratamiento combina la aplicación de compost, la siega y el soplado de la hierba mencionada en el tercer tratamiento para proporcionar una fuente constante de carbono, pero la administración de las malas hierbas y la nutrición son similares a las del tratamiento estándar.

 “Nuestra hipótesis es que el tratamiento con mantillo reducirá el estrés ambiental: mantendrá la disponibilidad de agua más constante y las temperaturas del suelo más bajas, lo que se traducirá en un mayor crecimiento de los árboles, rendimiento y lo que es más importante, la calidad de la fruta”, dijo DuPont.

Mientras tanto, DuPont espera que los tratamientos orgánicos y con alto contenido en carbono aumenten el carbono activo del suelo, lo cual proporciona el alimento a los microbios beneficiosos del suelo.

“Como la materia orgánica del suelo aumenta con el tiempo, esperamos un mayor crecimiento y rendimiento de los árboles en comparación con el estándar, así como beneficios medioambientales como la captura de carbono”, dijo.

En la plantación de cerezos en el año 2025 se aplicarán las mismas cuatro estrategias de administración del suelo.

 La plantación de manzanos de la variedad Gala prevista para este año 2024 se centrará en la mitigación de la enfermedad de la replantación y contará con dos portainjertos: el M.9-337, susceptible a la enfermedad de la replantación, y el G.41, de tamaño similar pero resistente a la enfermedad de la replantación.

Los miembros del sector interesados en obtener más información sobre la salud del suelo y este proyecto en concreto pueden inscribirse en la conferencia SoilCon que se celebrará en febrero del 2024 en inglés (washingtonsoilhealthinitiative.com /soilcon/). DuPont dijo que está planeando un día de campo en la nueva huerta de investigación el próximo verano.

“Los árboles han crecido bien este año, así que hemos empezado con buen pie”, afirmó. 

por Kate Prengaman

Estos artículos han sido traducidos por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.