James Krupa, técnico de investigación del huerto Cold Spring de la Universidad de Massachusetts, injertó dos vástagos de Dabinett en un árbol “trampa” de Empire en 2018. La Dabinett fue una de las seis variedades atractivas para las plagas que fueron injertadas para crear el árbol trampa. (Cortesía de Jaime Piñero/Universidad de Massachusetts)
James Krupa, técnico de investigación del huerto Cold Spring de la Universidad de Massachusetts, injertó dos vástagos de Dabinett en un árbol “trampa” de Empire en 2018. La Dabinett fue una de las seis variedades atractivas para las plagas que fueron injertadas para crear el árbol trampa. (Cortesía de Jaime Piñero/Universidad de Massachusetts)

Atraer a las plagas de insectos de un cultivo comercial como el de las manzanas, y mantenerlas alejadas, es la meta de todo sistema de atraer y matar plagas. Lo ideal es que el sistema de manejo atraiga a varias plagas de manera simultánea, que lo haga cada año de una manera simple y económica, y que mejore el monitoreo de plagas.

Jaime Piñero, profesor y entomólogo de la Universidad de Massachusetts Amherst y director del Programa de Extensión Frutícola de la Universidad de Massachusetts, ideó un curioso método de atraer plagas que podría ajustarse a ese ideal: injertar múltiples cultivares que se sabe que son atractivos para las plagas de insectos en un puñado de manzanos en el perímetro del huerto y usarlos como árboles trampa perennes.

A Piñero se le ocurrió la idea durante una conversación con Steve Wood, productor de New Hampshire, en la primavera de 2018. Wood ha experimentado con varios métodos de atraer y matar plagas en sus huertos durante las últimas décadas, lo suficiente como para saber que la mayoría de los métodos no son comercialmente viables. Lo que realmente quiere es una combinación de atrayentes asequibles que funcionen con varias plagas.

Tanto Piñero como Wood sabían que ciertas variedades de manzanos atraen más plagas que otras. Por ejemplo, la mosca de la manzana (Rhagoletis pomonella) se siente atraída por la variedad Red Astrachan, y el picudo de la ciruela (Conotrachelus nenuphar) tiende a congregarse en Ginger Gold. Así que, ¿por qué no injertar esos y otros cultivares atractivos en un solo árbol y crear un árbol trampa perenne (o “árbol bomba”, como lo llama Wood) que atraiga varias plagas?

Wood reconoció inmediatamente el potencial. Al igual que otras estrategias de atraer y matar plagas, el método de injerto, de tener éxito, le permitiría rociar un puñado de árboles trampa en el perímetro en lugar de rociar todo el bloque del huerto, pero lo haría de forma asequible y viable. Aceptó ponerlo a prueba en un bloque de 4 hectáreas (10 acres) en su huerto de New Hampshire.

“Algunos de nosotros estamos muy entusiasmados con la perspectiva de que los resultados de años de investigación se conviertan finalmente en algo comercialmente útil”, indicó Wood.

Poco después de la conversación de Piñero con Wood, el técnico de investigación James Krupa comenzó a injertar árboles en el huerto Cold Spring de la Universidad de Massachusetts en Belchertown, y Piñero empezó a contactar a otros productores para ver si estaban dispuestos a probar la técnica. Sabía que el proyecto de investigación tardaría unos años en rendir resultados definitivos, por lo que quería empezar de inmediato. Recibió casi 500,000 dólares del Instituto Nacional de Alimentación y Agricultura del Departamento de Agricultura de los EE. UU. y de la Sociedad para el Fomento de la Agricultura de Massachusetts para ayudar a financiar el proyecto.

Anna Wallingford, especialista en entomología de la Extensión Cooperativa de la Universidad de New Hampshire, que trabaja con Piñero en el proyecto, indicó que el método de árboles multinjertados podría generar reducciones importantes en el uso de insecticidas y tendría implicaciones significativas para los programas integrados de manejo de plagas.

El método creado por Piñero consiste en injertar en un solo manzano seis cultivares (Dabinett, Ginger Gold, Liberty, Red Astrachan, Wickson y Yellow Transparent) conocidos por su atractivo para las plagas de insectos (la variedad McIntosh se utilizó como control siempre que fue posible). Estos árboles injertados están espaciados más o menos cada 30 metros alrededor del perímetro del huerto, aproximadamente 10 árboles por hectárea (cuatro árboles por acre). Para la primavera de 2020, en 10 huertos de Massachusetts, dos de New Hampshire y uno de Maine se habían creado más de 100 de estos árboles trampa, y Piñero está animando a más productores para que participen en el proyecto.

El mismo injerto de Dabinett realizado en 2018 se observa aquí en 2021. Krupa colocó dos vástagos por injerto para asegurarse de que al menos se aceptara uno. Ambos vástagos fueron aceptados y dejó ambos porque quería producir la mayor cantidad de fruta posible para atraer las plagas. (Cortesía de James Krupa/Universidad de Massachusetts)
El mismo injerto de Dabinett realizado en 2018 se observa aquí en 2021. Krupa colocó dos vástagos por injerto para asegurarse de que al menos se aceptara uno. Ambos vástagos fueron aceptados y dejó ambos porque quería producir la mayor cantidad de fruta posible para atraer las plagas. (Cortesía de James Krupa/Universidad de Massachusetts)

Los resultados obtenidos hasta ahora muestran que los árboles injertados pueden ser más atractivos para algunas plagas de insectos que los árboles no injertados. Por ejemplo, la variedad Ginger Gold atrajo mayores niveles de chinche ligus (Lygus lineolaris) y del picudo de la ciruela en 2020. Pero se necesitan varios años de investigación bajo múltiples niveles de presión de plagas antes de poder obtener conclusiones firmes, afirmó Piñero. También quiere ver qué tal funcionan los árboles en combinación con los señuelos comerciales.

El productor de Massachusetts Ben Clark tiene cerca de 10 árboles trampa en un bloque de prueba, injertados hace tres años. Todavía es demasiado pronto para saber qué tan bien funcionarán, señaló, pero espera que le ayuden a mantener las aspersiones de pesticidas en el perímetro.

Piñero dijo que los productores certificados de manzanas orgánicas podrían encontrar la técnica de árboles multinjertados especialmente útil para el manejo de plagas. Indicó que el control orgánico del picudo de la ciruela en Nueva Inglaterra es una “pesadilla”, por lo que puso a prueba el enfoque de los árboles trampa en un pequeño bloque orgánico certificado de la Universidad de Massachusetts y también encontró a un horticultor en New Hampshire, Mike Madden, dispuesto a probarlo.

Madden tiene cinco grupos de árboles trampa repartidos en su huerto con certificación orgánica de 1.5 hectáreas (4 acres) donde los clientes recogen su propia fruta. Cada grupo de árboles trampa está compuesto por dos ciruelos (para atraer al picudo) y un manzano. En los manzanos trampa ya injertó vástagos de Pristine y Redfree, variedades que espera sean atractivas para las plagas. Tenía previsto injertar los vástagos recomendados de Piñero en los mismos árboles. Madden espera que los árboles injertados aumenten su programa de manejo orgánico de plagas.

“Aceptaré toda la ayuda que pueda conseguir”, indicó.

por Matt Milkovich