El control exitoso de la polilla de la manzana es el resultado de un esfuerzo combinado entre los productores y los consultores de plagas que unen muchas piezas del rompecabezas. Los líderes del Equipo de Trabajo de la Palomilla de la Manzana creen que entender el cuadro completo de cómo encajan e influyen mutuamente los diferentes aspectos del programa contra la palomilla de la manzana es crucial para los programas de manejo integrado de plagas. Esperamos que usar una estrategia como la de armar un rompecabezas ayude a nuestros lectores a ver cómo todo está relacionado.


Además de la disrupción del apareamiento con feromonas y la aplicación de pesticidas, las prácticas de control cultural pueden ayudar a mantener bajo control las poblaciones de palomilla de la manzana.

El saneamiento de huertas, el manejo de los cajones y el uso de mallas son solo unos cuantos ejemplos, pero fueron los que se consideraron durante la Cumbre sobre la palomilla de la manzana, un webinar enfocado en unir varios aspectos del manejo de plagas relacionados con el control de una de las plagas más importantes de la fruta pomácea del noroeste. La cumbre fue patrocinada por la Universidad Estatal de Washington, la Universidad Estatal de Oregón, la Comisión de Investigación de Frutas de Árbol del estado de Washington, el Consejo de Horticultura del Noroeste y Wilbur-Ellis.

FirstFruits se enfoca en el control de la primera generación

Mark LaPierre, jefe de operaciones de la huerta de  FirstFruits Farms en Prescott, Washington, habló sobre el saneamiento de huertas, el uso de fajas de cartón corrugado en los árboles y el monitoro de áreas con alta presión de la plaga en una entrevista junto con Gwen Hoheisel, extensionista para la producción de árboles frutales de WSU (Universidad Estatal de Washington).

LaPierre usa modelos de grados día de crecimiento y el historial para enfocarse en las aplicaciones de pesticidas para el control de la primera generación. Después de eso, lo que influye en sus decisiones son los resultados de captura de palomillas en trampas y salir y buscarlas.

Su cuadrilla de trabajadores comienza la temporada con pocas capturas en las áreas de baja presión de la plaga y una vigilancia cuidadosa enlas áreas con alta presión de la plaga. En las áreas con alta presión, “parece que nunca tenemos suficientes (trampas)”, dijo él.

Ricardo Portillo, un chequeador de trampas para Wilbur-Ellis, busca palomillas de la manzana a principios de mayo en un bloque de manzana en Sunnyside, Washington. Los investigadores y gerentes de huertas les recuerdan a los productores que continúen monitoreando con trampas y que aumenten la densidad de trampas en las áreas de alta presión de la plaga. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Ricardo Portillo, un chequeador de trampas para Wilbur-Ellis, busca palomillas de la manzana a principios de mayo en un bloque de manzana en Sunnyside, Washington. Los investigadores y gerentes de huertas les recuerdan a los productores que continúen monitoreando con trampas y que aumenten la densidad de trampas en las áreas de alta presión de la plaga. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Los trabajadores hacen un raleo manual en los bloques orgánicos, removiendo físicamente la fruta tan pronto como empiezan a observar daños de la plaga, principalmente en las áreas de alta presión y en el borde de los bloques donde la presión de la plaga también es alta. Ponen la fruta que remueven en baldes, después la vacían en cajones forrados y se deshacen de ella en contenedores de basura. 

Aunque a veces es difícil ver los daños, remueven la fruta dañada lo más pronto posible para prevenir que la larva escape, quizás hasta dos o tres veces en los mismos lugares.

“Es una situación difícil. Ralear a mano es caro, pero no sabes lo necesario que es hasta cuando le pagas a una cuadrilla para que lo haga”, dijo él.

“Invierte el tiempo y dinero en el control de la primera generación, porque eso restituye el gasto”, dijo LaPierre.

El costo es aún más alto para las generaciones subsiguientes, debido a que las cuadrillas tendrán que aplicar pesticidas hasta la cosecha.

La compañía también pone fajas de cartón corrugado a los árboles desde agosto hasta octubre, envolviendo con ellas los troncos de los árboles para darle a la plaga un lugar donde invernar. Después, las cuadrillas de trabajadores simplemente las sacan de las huertas para matar las larvas y quemar las fajas.

No ponen fajas en todos los bloques, pero hay unos cuantos bloques orgánicos y otros puntos críticos en los que consistentemente ponen las fajas cada año. En algunos lugares, atrapan tantas como 15 a 20 larvas por faja. 

Los puntos de más presión de la plaga pueden ser impredecibles. Han encontrado áreas con 30 a 40 palomillas por trampa y tan solo al caminar una distancia corta en el mismo bloque, encuentran trampas con solo una o dos. 

“Hay áreas donde les gusta estar”, dijo él.  Los puntos de más presión de la plaga a menudo se encuentran en terreno elevado debido a que las palomillas tienden a volar cuesta arriba mientras que las feromonas se desplazan cuesta abajo. También se aglomeran más en los bordes de los bloques.

Las cuadrillas de LaPierre emplean una variedad de métodos para manejar la palomilla de la manzana; no solo ponen fajas de cartón corrugado a los troncos ni solo ralean la fruta. Esos bloques también reciben control químico y la disrupción del apareamiento con feromonas (vea MIP específico al sitios).

La meta: Mantener la población de plaga suficientemente baja para disrumpir el apareamiento y para que funcionen las demás técnicas de control de plagas que se han integrado. “Tenemos muchas buenas estrategias de manejo integrado de plagas (MIP), pero empiezan a fallar cuando aumenta la población de la plaga”, dijo él.

Es aún más importante controlar la primera generación cuando los veranos son más cálidos, debido a que las altas temperaturas resultan en más generaciones. “Más generaciones, más problemas”, dijo LaPierre.

Tome en consideración los cajones

Brad Higbee, ahora un científico que se especializa en cosechas de frutas y nueces con la empresa de feromonas, Trécé, dirigió unas pruebas de disrupción del apareamiento en una vasta zona en los años 1990 para el Departamento de Agricultura de los EE. UU. en Wapato, Washington. En ese entonces, la disrupción del apareamiento era un concepto relativamente nuevo y adoptado solo esporádicamente.

“Demostramos que la disrupción del apareamiento era viable tanto económica como operativamente e iniciamos la disrupción del apareamiento en gran escala en Washington y en otras áreas también”, dijo Higbee.

Él llamó la iniciativa un proyecto científico y sociológico, convenciendo a los productores vecinos a compartir esa información. Él administró dos proyectos de este tipo en Wapato y Yakima,  y se repitió por todo Washington, Oregón y California. Las pruebas demostraron el valor de la cooperación y de compartir informacion, y redujeron el uso de aplicaciones de insecticidas por lo menos un 50 por ciento, basándose en los datos de captura en trampas en vez de en los días calendario. 

Higbee también dirigió un proyecto de estudio de la palomilla que invierna en los cajones. Descubrieron que los cajones de plástico reducen la infestación de palomillas por un 98 por ciento. “Fue de veras muy raro encontrar palomillas que invernaran en los cajones de plástico”, dijo él.  No hacía mucha diferencia si estaban llenos o vacíos.

Además, descubrieron que si cubrían los cajones apilados con plástico se aceleraba la salida de la palomilla y coincidía más con el periodo de salida de palomillas en el campo. Los cajones que no se cubrieron tenían una acumulación más lenta de grados día de crecimiento y como consecuencia un periodo de salida de palomillas más largo y prolongado.

Portillo vuelve a colgar una trampa que encontró vacía. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Portillo vuelve a colgar una trampa que encontró vacía. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Higbee sugirió el monitoreo dentro y alrededor de las pilas de cajones de madera, porque no todos tendrán una infestación de la plaga. “Monitoreen con trampas a las orillas de los cajones y en algunas áreas en el interior de las huertas cercanas para comparar los resultados de los diferentes lugares. Nunca sabrás hasta que hagas un monitoreo”, dijo él. 

También recomendó dejar los cajones de madera en la huerta lo menos posible. Si se dejan allí por mucho tiempo, las lombrices se irán de los árboles a los cajones de madera.

Informacion sobre las mallas

Adrian Marshall, un entomólogo de la universidad WSU en Wenatchee, les dijo a los productores que cubrir completamente la huerta con malla sí funciona para mantener fuera la palomilla de la manzana y reduce los daños, pero solo para la primera generación. 

En sus cinco años de hacer pruebas en la huerta de investigación, Sunrise, cerca de Wenatchee, las pocas palomillas de la manzana que estaban encerradas dentro de la huerta con la malla que él había puesto se reprodujeron y la población de la plaga alcanzó el mismo tamaño que las problaciones de afuera para la segunda y tercera generación. Sin embargo, no se implementó ningún otro método de control en sus bloques, lo cual no sería el caso en una huerta comercial.

Las mallas también sirvieron para no dejar entrar insectos depredadores, tales como la crisopa, que resultó en que hubiera más áfido lanígero del manzano en los bloques cubiertos con malla.

Por lo tanto, concluyó que el uso de mallas funciona, pero solo cuando se usan junto con otros métodos de control.

“Las mallas son una herramienta eficaz en combinación con otras técnicas para controlar la palomilla de la manzana”, dijo él.

Las investigaciones que se han hecho durante la pasada década en Francia e Italia han llegado a conclusiones similares.

—por Ross Courtney