Este artículo apareció originalmente en la edición del 15 de marzo de 2020 de la revista Good Fruit Grower: Making soil more alive


Daniel Sauer esparce composta en las filas de vides de uvas Concord y de vino de Red Willow Vineyards en diciembre de 2016 en Wapato, Washington. (Cortesía de Mike Sauer )
Daniel Sauer esparce composta en las filas de vides de uvas Concord y de vino de Red Willow Vineyards en diciembre de 2016 en Wapato, Washington. (Cortesía de Mike Sauer )

La familia Sauer de los viñedos Red Willow Vineyards aplican composta a sus viñedos cada tres a cuatro años. Así lo han hecho por mucho más de una década.

Por ende, su suelo parece más saludable —más suave, más arcilloso y arenoso, más húmedo. “Más vivo”, concluyó Jonathan Sauer, reconociendo que no sabe cómo describir los beneficios que han observado.

No se encuentra solo; hasta a los científicos del suelo se les dificulta definir y medir la salud del suelo. Pero los Sauer tienen una actitud innovadora hacia la composta, la ven cómo una técnica entre muchas en su programa general de nutrición del suelo.

“Vemos la composta más como una estrategia a largo plazo”, declaró Sauer, vicepresidente de los viñedos Red Willow Vineyards en Wapato, Washington. La huerta familiar, la cual tiene uvas Concord y de vino, así como alfalfa, se remonta a cuatro generaciones atrás, por parte del padre de Sauer, Mike, quien fue el primero en sembrar los viñedos. Todos los años, los Sauer usan una combinación de fertilizantes comerciales y otros tratamientos de suelo. 

De hecho, experimentaron con usar solo composta en un bloque de uvas Concord por un par de años seguidos, pero determinaron que no era suficiente por sí sola.

Los Sauer favorecen la composta diaria en lugar del estiércol puro porque la paja que contiene crea un mejor equilibrio entre el carbono y el nitrógeno. Usan un esparcidor con banda que deposita el material directamente bajo el dosel.

“En general, solo estamos intentando desarrollar la vida del suelo y, mediante ello, construir vides equilibradas y saludables”, señaló.

Un enfoque a largo plazo es el método correcto para la composta y la salud del suelo, afirmó Joan Davenport, profesora emérita de ciencias del suelo de la Universidad Estatal de Washington, quien trabaja con frutas pequeñas y uvas.

Por una parte, la composta mejora la capacidad de retención de agua del suelo, explicó. Desarrolla la materia orgánica que sirve como fuente de nitrógeno y se descompone lentamente a lo largo de los años. La composta también aumenta los componentes biológicos del suelo, los cuales mejoran la estructura del suelo y aumentan su capacidad de retención de nutrientes.

La aplicación de composta durante el invierno es un método que Red Willow Vineyards usa para mejorar la salud del suelo en los bloques de uvas de vino y uvas Concord (no aparece en la foto). (Cortesía de Mike Sauer)
La aplicación de composta durante el invierno es un método que Red Willow Vineyards usa para mejorar la salud del suelo en los bloques de uvas de vino y uvas Concord (no aparece en la foto). (Cortesía de Mike Sauer)

Sauer tiene razón, subrayó Davenport, puede ser difícil medir los beneficios. Hasta los investigadores en su campo no pueden ponerse de acuerdo en cuanto a las mediciones. “La salud del suelo es uno de los temas más controversiales entre los científicos del suelo, en parte porque no sabemos cómo medirla”, señaló.

Una precaución que ella toma con la composta concierne la sal. Davenport recomienda pedirles a los vendedores de composta que muestren los análisis de su composta. Si el contenido de sal es alto, puede que el proceso de compostaje no haya terminado.

Davenport sugiere que todos los productores les hagan pruebas a sus suelos cada varios años, pero aquellos que usan la composta quizá quieran aumentar la frecuencia con la que comprueban la acumulación de sales, la cual impediría la capacidad de la planta de absorber agua y nutrientes.

“No me parece problemático [aplicar composta] todos los años”, manifestó. “Solo se deben monitorear las condiciones”.

Las huertas Lighthouse Farms de Sunnyside, Washington aplica composta cada año a sus uvas de jugos y analiza su suelo cada año, declaró Chelsea Durfey Campbell, una copropietaria de cuarta generación que maneja las operaciones de la granja y su estrategia.

Ella calcula que un 30 por ciento de la capa de composta se descompondrá en nitrógeno disponible el primer año, entre un 15 y 20 por ciento durante el segundo año, y el resto durante los años subsiguientes. Planifican sus capas conforme a ello para asegurarse que tengan nuevos nutrientes disponibles cada año.

“Es una estrategia a largo plazo”, aseguró Durfey Campbell.

Por lo general aplican la composta a finales de otoño, mediante un esparcidor con banda, por debajo de las vides. Pero cada varios años también diseminan a voleo sobre los cultivos de cobertura de sus filas de conducción.

La familia de Durfey Campbell también es dueña de la huerta Natural Selection Farms, la cual produce composta. A menos que los clientes específicamente pidan composta con estiércol, solo usan materia vegetal —orujo y jugo de la uva, desechos del vino y cerveza, los desechos de jardín y similares— en su composta. A solicitud de los clientes, a veces le añaden micronutrientes adicionales, como potasio o azufre, a la mezcla de la composta.

La familia Sauer de los viñedos Red Willow Vineyards aplican composta a sus viñedos cada tres a cuatro años. Así lo han hecho por mucho más de una década.

Por ende, su suelo parece más saludable —más suave, más arcilloso y arenoso, más húmedo. “Más vivo”, concluyó Jonathan Sauer, reconociendo que no sabe cómo describir los beneficios que han observado.

No se encuentra solo; hasta a los científicos del suelo se les dificulta definir y medir la salud del suelo. Pero los Sauer tienen una actitud innovadora hacia la composta, la ven cómo una técnica entre muchas en su programa general de nutrición del suelo.

“Vemos la composta más como una estrategia a largo plazo”, declaró Sauer, vicepresidente de los viñedos Red Willow Vineyards en Wapato, Washington. La huerta familiar, la cual tiene uvas Concord y de vino, así como alfalfa, se remonta a cuatro generaciones atrás, por parte del padre de Sauer, Mike, quien fue el primero en sembrar los viñedos. Todos los años, los Sauer usan una combinación de fertilizantes comerciales y otros tratamientos de suelo. 

De hecho, experimentaron con usar solo composta en un bloque de uvas Concord por un par de años seguidos, pero determinaron que no era suficiente por sí sola.

Los Sauer favorecen la composta diaria en lugar del estiércol puro porque la paja que contiene crea un mejor equilibrio entre el carbono y el nitrógeno. Usan un esparcidor con banda que deposita el material directamente bajo el dosel.

“En general, solo estamos intentando desarrollar la vida del suelo y, mediante ello, construir vides equilibradas y saludables”, señaló.

Un enfoque a largo plazo es el método correcto para la composta y la salud del suelo, afirmó Joan Davenport, profesora emérita de ciencias del suelo de la Universidad Estatal de Washington, quien trabaja con frutas pequeñas y uvas.

Por una parte, la composta mejora la capacidad de retención de agua del suelo, explicó. Desarrolla la materia orgánica que sirve como fuente de nitrógeno y se descompone lentamente a lo largo de los años. La composta también aumenta los componentes biológicos del suelo, los cuales mejoran la estructura del suelo y aumentan su capacidad de retención de nutrientes.

Sauer tiene razón, subrayó Davenport, puede ser difícil medir los beneficios. Hasta los investigadores en su campo no pueden ponerse de acuerdo en cuanto a las mediciones. “La salud del suelo es uno de los temas más controversiales entre los científicos del suelo, en parte porque no sabemos cómo medirla”, señaló.

Una precaución que ella toma con la composta concierne la sal. Davenport recomienda pedirles a los vendedores de composta que muestren los análisis de su composta. Si el contenido de sal es alto, puede que el proceso de compostaje no haya terminado.

Davenport sugiere que todos los productores les hagan pruebas a sus suelos cada varios años, pero aquellos que usan la composta quizá quieran aumentar la frecuencia con la que comprueban la acumulación de sales, la cual impediría la capacidad de la planta de absorber agua y nutrientes.

“No me parece problemático [aplicar composta] todos los años”, manifestó. “Solo se deben monitorear las condiciones”.

Las huertas Lighthouse Farms de Sunnyside, Washington aplica composta cada año a sus uvas de jugos y analiza su suelo cada año, declaró Chelsea Durfey Campbell, una copropietaria de cuarta generación que maneja las operaciones de la granja y su estrategia.

Ella calcula que un 30 por ciento de la capa de composta se descompondrá en nitrógeno disponible el primer año, entre un 15 y 20 por ciento durante el segundo año, y el resto durante los años subsiguientes. Planifican sus capas conforme a ello para asegurarse que tengan nuevos nutrientes disponibles cada año.

“Es una estrategia a largo plazo”, aseguró Durfey Campbell.

Por lo general aplican la composta a finales de otoño, mediante un esparcidor con banda, por debajo de las vides. Pero cada varios años también diseminan a voleo sobre los cultivos de cobertura de sus filas de conducción.

La familia de Durfey Campbell también es dueña de la huerta Natural Selection Farms, la cual produce composta. A menos que los clientes específicamente pidan composta con estiércol, solo usan materia vegetal —orujo y jugo de la uva, desechos del vino y cerveza, los desechos de jardín y similares— en su composta. A solicitud de los clientes, a veces le añaden micronutrientes adicionales, como potasio o azufre, a la mezcla de la composta.

Durfey Campbell recomienda que los productores olfateen la composta antes de comprarla. La composta madura y terminada deberá oler a tierra, no a amoníaco.

—por Ross Courtney