Orchard View Inc. en The Dalles, Oregón, alojó a recolectores migrantes y estacionales de cerezas en estas tres filas de unidades de vivienda, mientras mantenía una fila, que no se encuentra en la foto porque está en una ubicación separada, apartada y vacía en caso de que la empresa necesitara aislar a trabajadores con COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus. Nunca lo necesitó. El estado de Oregón superó la temporada de cultivo de 2020 sin brotes de coronavirus vinculados a viviendas en granjas. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
Orchard View Inc. en The Dalles, Oregón, alojó a recolectores migrantes y estacionales de cerezas en estas tres filas de unidades de vivienda, mientras mantenía una fila, que no se encuentra en la foto porque está en una ubicación separada, apartada y vacía en caso de que la empresa necesitara aislar a trabajadores con COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus. Nunca lo necesitó. El estado de Oregón superó la temporada de cultivo de 2020 sin brotes de coronavirus vinculados a viviendas en granjas. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

En la primavera, mientras Brenda Thomas se preparaba para alojar a los recolectores de cerezas durante la pandemia de coronavirus, decidió mantener una actitud optimista y esperar contratiempos. Transmitió el mismo mensaje a todos en su empresa, Orchard View Inc. en The Dalles, Oregón.

“Decidimos que haríamos todo lo posible para continuar con la cosecha”, indicó Thomas, presidenta de la empresa. “Y que no nos iba a sorprender si teníamos un resultado positivo”.

Cosecharon toda su fruta y tuvieron algunos resultados positivos en las pruebas de coronavirus de sus empleados. Pero como sucedió con la mayor parte de la industria de árboles frutales de Oregón, la temporada llegó y se fue con trastornos laborales manejables, una cosecha completada y sin brotes relacionados con la vivienda: una historia de éxito que surge de un año desafiante, gracias a una planificación cuidadosa, una buena comunicación y un poco de suerte.

Oregón comenzó la temporada con algunas de las regulaciones de viviendas en granjas más restrictivas de la nación, después de que la gobernadora Kate Brown prohibiera el uso de literas para cualquier persona no relacionada. Los productores se apresuraron a reorganizar sus instalaciones, ubicar viviendas adicionales y contratar equipos de desinfección, mientras que el estado reservaba fondos para ayudar a pagar las medidas.

La buena noticia: Oregón no tuvo brotes relacionados con viviendas en granjas, al entender de las agencias estatales y los grupos de productores. La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA, en por sus siglas en inglés) de Oregón realizó 13 inspecciones que dieron lugar a citaciones relacionadas con regulaciones temporales de coronavirus. La mayoría trataban de las condiciones sanitarias del campo, como los inodoros portátiles y las instalaciones para lavarse las manos adicionales. Ninguna estaba relacionada con la vivienda.

Mientras tanto, el desafío de la capacidad de alojamiento resultó mejor de lo esperado. El Departamento de Agricultura de Oregón, los agricultores y los defensores laborales habían simulado pérdidas de hasta el 40 por ciento de las camas, pero muchos trabajadores migrantes se presentaron como familias que podían usar literas. Los agricultores y los funcionarios de sanidad encontraron otras formas de rellenar el espacio, como reorganizar las camas individuales, levantar barreras de plástico, alquilar caravanas y reservar hoteles.

En junio, el estado reservó $15 millones de ayuda federal para reembolsar a los productores por las mejoras relacionadas con el coronavirus, como la instalación de baños portátiles adicionales y la remodelación de viviendas. Los reembolsos de vivienda se limitaron a $20,000 y solo se aplicaron a soluciones temporales. Las renovaciones permanentes no reunían los requisitos.

A mediados de noviembre, se habían reclamado alrededor de $500,000, aunque la agencia aún estaba recopilando recibos.

Brenda Thomas, presidenta de Orchard View Inc., insistió en una actitud positiva que comenzara con el liderazgo para cumplir con los requisitos agrícolas de Oregón durante la pandemia. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
Brenda Thomas, presidenta de Orchard View Inc., insistió en una actitud positiva que comenzara con el liderazgo para cumplir con los requisitos agrícolas de Oregón durante la pandemia. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

Trabajo en equipo

La mayoría de las personas involucradas atribuyen el éxito de Oregón al trabajo en equipo. Las agencias estatales, los especialistas en extensión universitaria, los productores, las autoridades de salud y los grupos comunitarios mantuvieron una comunicación regular, a menudo hasta altas horas de la noche. La gobernadora utilizó a la Guardia Nacional de Oregón para distribuir mascarillas KN95, mientras que los expertos en salud ofrecieron capacitación gratuita en la granja sobre el distanciamiento social y la higiene.

“Desde mi punto de vista, lo más importante fue la colaboración y el compromiso que todos teníamos entre nosotros”, afirmó Jonathan Sandau, asistente especial del director de agricultura.

Mike Doke, director ejecutivo de Columbia Gorge Fruit Growers, estuvo de acuerdo. Recordó haber recibido llamadas telefónicas de las autoridades estatales hasta bien entrada la noche, solo para verificar algunas cosas.

Los productores de frutas de Columbia Gorge y otros grupos, como la Oficina de Granjas de Oregón, no estuvieron a favor de las restricciones de las literas y hubieran preferido un modelo como el de Washington, el cual permitía grupos de hasta 15 trabajadores que vivían, viajaban y trabajaban juntos, emparentados o no.

Aun así, Doke admitió que la prohibición no causó un daño irreparable a la mano de obra. “Sigo preguntando sobre la mano de obra y esta no ha sido un gran problema”, aseguró Doke.

Samantha Bayer, asesora de políticas de la Oficina de Granjas de Oregón, dijo que fue más difícil completar la cosecha y que los productores sí vieron una reducción en su personal. 

“Logró su objetivo de no propagar COVID-19, pero causó daño”, indicó Bayer.

Bayer también sospecha que algunos de los trabajadores desplazados recurrieron a viviendas comunitarias de corta duración, que no tenían las mismas reglas estrictas de distancia y saneamiento, a un costo mayor.

La Oficina de Granjas no cuestionó la necesidad de establecer normas, pero hubiera preferido un proceso administrativo para elaborarlas en lugar de una orden ejecutiva, la cual amenazaba con un delito menor Clase C para aquellos que no cumplieran con ella. En octubre, Brown emitió una nueva orden ejecutiva que extiende la normativa de vivienda hasta el 30 de abril del próximo año.

Una fila de unidades de vivienda que se abren a un patio muestra cómo la compartimentación permitió a los empleados migrantes de Orchard View, la mayoría de los cuales eran familias que viajaban desde California, evitar la propagación del coronavirus. Thomas llama a cada unidad un “campamento” y los organizó para que los empleados vivieran y trabajaran dentro de sus propios campamentos familiares. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
Una fila de unidades de vivienda que se abren a un patio muestra cómo la compartimentación permitió a los empleados migrantes de Orchard View, la mayoría de los cuales eran familias que viajaban desde California, evitar la propagación del coronavirus. Thomas llama a cada unidad un “campamento” y los organizó para que los empleados vivieran y trabajaran dentro de sus propios campamentos familiares. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

“Me siento muy afortunada”

Cuando se trata de cerezas, la mayoría de los trabajadores migrantes visitan The Dalles desde California.

Orchard View, uno de los mayores productores de cerezas de la zona, tiene alrededor de 1,400 empleados durante su temporada alta de cosecha, pero solo 30 trabajadores con visa de tipo H-2A. La restricción de las literas redujo la capacidad de Orchard View en varios cientos de camas, pero una cosecha de tamaño promedio, no una grande, los salvó, señaló Thomas.

Se localizaron un total de 14 casos de COVID-19 entre empleados o miembros de sus hogares, pero ninguno de ellos vivía en la granja, informó. Todos se aislaron en sus hogares en la comunidad y se recuperaron.

“Me siento muy afortunada”, afirmó.

El hecho de que la temporada de cerezas ofrezca tan pocos días libres también ayudó, indicó. Nadie tenía tiempo para ir a ningún lado excepto del trabajo a casa, y sus trabajadores querían mantenerse sanos para poder seguir trabajando.

En total, pagó alrededor de $1 millón en gastos relacionados con el coronavirus. Contrató a una clínica de salud cercana a principios de la temporada para incorporar a sus trabajadores con controles de temperatura y asesoramiento. Luego, nombró oficiales de cumplimiento en el campo y en la vivienda, lo cual era también uno de los mandatos de la gobernadora.

A unas 30 millas al oeste de The Dalles, la industria de la pera de Hood River depende más de los trabajadores con visa de tipo H-2A, aunque pocos productores allí informaron escasear mano de obra.

Erin Roby, gerente comercial de dos pequeñas granjas familiares, gestiona un programa colaborativo de visas H-2A para 33 productores de Diamond Fruit, con nueve ubicaciones de vivienda a través del valle de Hood River. Este año, los productores compartieron 131 empleados mexicanos con visas H-2A que trabajaron desde las orillas del río Columbia hasta los aleros de Mount Hood a medida que avanzaba la temporada de cosecha desde agosto hasta principios de octubre. Ninguno de ellos dio positivo, informó Roby.

La restricción de las literas redujo en alrededor del 20 por ciento su capacidad de alojamiento, pero la cosecha de peras de la zona era más pequeña y menos comprimida que el año pasado, lo que dio a los trabajadores más tiempo para llegar a todos los huertos. “Si hubiera sido la cosecha del año pasado… la fruta se hubiera dejado en el árbol”, afirmó.

Al igual que Sandau y Doke, Roby atribuye el éxito a la participación de todos: trabajadores, productores, agencias comunitarias y el programa de reembolso que asumió algunos de los costos adicionales,  más allá de la prohibición de las literas. Por ejemplo, la organización sin fines de lucro de servicios sociales The Next Door se encargó de la mayor parte de la comunicación, mientras que One Community Health visitó las granjas para brindar capacitaciones interactivas de una hora sobre el distanciamiento social, las mascarillas y el saneamiento sin costo para los productores.

“Si una de esas cosas faltara, esto no funcionaría”, señaló Roby.

La granja de la familia Naumes cerca de Medford pasó los meses previos a la cosecha de peras planificando las asignaciones de viviendas para aprovechar al máximo su capacidad, investigando su lista de empleados con visas H-2A entrantes en busca de conexiones familiares que pudieran usar literas. Los nombres fueron escritos en listas, tachados y reescritos. La localización de las literas estaba trazada con planos de planta, se anuló y luego se replanteó.

“Un enorme esfuerzo de recursos humanos”, lo llamó Sean Naumes, coordinador de proyectos especiales de la empresa de su familia.

La granja también renovó dos casas existentes pero vacías para convertirlas en centros de aislamiento. Por ser cambios permanentes, estas no reunían los requisitos de reembolso del estado, que solo ofreció cubrir soluciones temporales.

Naumes terminó con 170 trabajadores con visas H-2A y probablemente habría traído más en un año normal, explicó, aunque también se trató de un equipo de trabajo comprometido. Se las arreglaron para cosechar todas sus peras a excepción de unos 1000 contenedores, y esos fueron arruinados por el viento, no por la escasez de mano de obra. Eso después de que la granja tuviese que evacuar algunas de sus unidades de vivienda debido a los incendios forestales en septiembre, y 25 empleados que vivían fuera de la granja en los territorios vecinos de Talent y Phoenix perdieran sus hogares.

“Creo que Oregón hizo muchas cosas bien”, indicó Naumes, es decir, al establecer la excepción familiar para las literas, permitir que los productores levantasen barreras de plástico dentro de las viviendas y visitar las granjas para inspeccionar soluciones creativas no mencionadas explícitamente en las normas. Todas sus unidades de vivienda se construyeron de manera un poco diferente, lo que implicó diferentes soluciones para todas ellas, apuntó Naumes.

También agradeció cómo los funcionarios estatales de alto rango, inclusive el administrador de la OSHA de Oregón, Michael Wood, trabajaron con la Oficina de Granjas de Oregón para comunicarse directamente con los grupos de productores.

“Creo que sentimos que al menos nos escucharon en cuanto a estos temas”, declaró Naumes.

por Ross Courtney


Restricciones extendidas

Las restricciones temporales a la vivienda agrícola en granjas decretadas en la primavera por el estado de Oregón para contener la propagación del coronavirus se han extendido hasta el 30 de abril de 2021.

Las reglas, que prohibían el uso de literas para trabajadores no emparentados, se tendrían que haber suspendido a mediados de octubre, junto con las regulaciones para el saneamiento y el transporte en el campo, como se describe en una orden ejecutiva de la gobernadora Kate Brown.

Brown emitió una nueva orden ejecutiva este otoño que extendió solo las regulaciones relacionadas con la vivienda.