En la era de los portainjertos de diseño, no hay que pasar por alto las opciones de comprobada eficacia como el Geneva 11, uno de los portainjertos que tienen un rendimiento constante a pesar de dónde se plantan y el esqueje que se utiliza, y eso desde hace más de 20 años. (Ilustración fotográfica de TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
En la era de los portainjertos de diseño, no hay que pasar por alto las opciones de comprobada eficacia como el Geneva 11, uno de los portainjertos que tienen un rendimiento constante a pesar de dónde se plantan y el esqueje que se utiliza, y eso desde hace más de 20 años. (Ilustración fotográfica de TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

A la hora de elegir portainjertos, no hay que olvidarse de los que están comprobados.

El Geneva 11 (G.11), de probada eficacia, ha dado muchas vueltas y sigue cumpliendo la mayoría de las características deseadas por los agricultores. Hasta los nuevos datos parecen respaldarlo.

Este es el mensaje de un par de viveros del noroeste ya que hoy en día se intenta adaptar al esqueje, las condiciones de cultivo y el suelo a un grupo de portainjertos de diseño que a veces escasean.

“Parece ser un portainjerto universal y completo”, afirma Jim Adams, copropietario del vivero Willow Drive de Ephrata, Washington. Willow Drive es uno de los mayores productores mundiales del G.11.

Lanzado a finales de los 90 por la Universidad de Cornell, Nueva York, el G.11 se ha convertido en una de las estrellas de un programa de mejora dirigido ahora en colaboración por la universidad y el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) en la ciudad de Geneva, Nueva York. Se ha convertido en uno de los caballos de batalla del sector, sustituido a menudo por el Malling 9, el Budagovsky 9 y otros portainjertos tradicionales.

“Tiene razón”, afirma Gennaro Fazio, genetista del Servicio de Investigación Agrícola del USDA. “El G.11 es la nueva M.9”.

Ningún portainjerto es perfecto, afirma Terence Robinson, de la Universidad de Cornell, quien dirige las investigaciones de los lanzamientos de Geneva, pero el G.11 tiene muchos rasgos deseados.

Es resistente al fuego bacteriano, moderadamente tolerante a la enfermedad de la replantación, relativamente más tolerante al frío que el M.9 y menos susceptible a la mancha amarga (bitter pit) que el Geneva 41. También demostró ser más productivo que el M.9 estándar en muchas investigaciones a lo largo de los años, según Robinson.

“También, resulta que sea bastante consistente en su rendimiento”, dijo Robinson. A principios del mes de mayo de este año, Robinson acababa de empezar a hacer un cómputo de los datos de dos ensayos realizados en Nueva York en el 2006 para comparar una amplia gama de portainjertos. De forma persistente, el G.11 se situó entre los primeros, independientemente de la ubicación o la variedad de la fruta.

La única crítica del G.11 es que no es resistente al pulgón lanudo del manzano, pero los cultivadores de todo el mundo están aprendiendo a vivir con ello, según Robinson.

La disponibilidad

Desde la aparición del portainjerto G.11, el programa de mejora genética de Geneva ha lanzado otros portainjertos de la serie Geneva destinados a resolver problemas específicos. 

El G.41 es resistente al pulgón lanudo de la manzana. El G.257 funciona bien con el New York 1, la variedad de manzana comercializada como SnapDragon. Los portainjertos G.969 y G.214 son populares para la variedad Honeycrisp porque tienen un mejor equilibrio de absorción de calcio y potasio y ayudan a mantener bajo control la mancha amarga.

Pero a veces estas opciones se agotan. Si un agricultor quiere plantar inmediatamente, el G.11 puede ser una buena opción, dice Fazio. Los viveros que crearon la capacidad para producir el G.11 hace años suelen tener mucha disponibilidad.

“Estoy de acuerdo en que la 11 va a ser el nuevo caballo de batalla resistente al fuego bacteriano”, afirma.

El aumento de la micropropagación puede cambiar la ecuación de la disponibilidad, dijo Fazio, dando a los productores otra fuente de portainjertos para apoyar la cuidadosa toma de decisiones y la práctica de plantar dos cultivos juntos que puedan complementarse, tal como él recomienda.

“Hemos evolucionado como sector”, afirma. “Nos hemos convertido más bien en conocedores en lugar de ser meros receptores de lo que ofrecen los viveros”.

Los viveros disponen de abundantes portainjertos del G.11, afirma el director de ventas de Tree Connection, Loren Queen. La agencia de venta de plantas está ubicada en el valle de Willamette, en Oregón. 

En su opinión, últimamente el péndulo de la demanda de los cultivadores se está volviendo a opciones más conocidas, como son el G.11, el M.9-337 y el Nic.29.

“Se está recurriendo un poco a los productos más tradicionales”, dijo Queen.

La demanda del G.11 aumentará aún más, según Queen, si el sector experimenta otro mal año de fuego bacteriano. Algunos investigadores advierten que esto podría ocurrir en Washington en el 2023.

Cuando se lanzó el G.41, los cultivadores se apresuraron a plantar con él y tuvieron problemas con su fragilidad. Aprendieron a manejarlo con un cuidadoso enrejillado y con un sistema de estacas, aunque los viveros se lo vieron necesario cobrar más para hacer frente a la mayor tasa de reclamaciones por fracaso, dijo Queen.

“Después del G.41, creo que el sector es un poco cauteloso a la hora de adoptar una nueva raíz de Geneva que no ha estado en producción durante varios años, y creo que eso es bueno”, dijo Queen. 

por Ross Courtney

Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.