Se puede ver los síntomas clásicos de la eutipiosis en este cordón de una parra de uva de Washington. Se ve la forma típica de cuña del tejido moribundo, a la izquierda. Según Michelle Moyer, de la Universidad Estatal de Washington, es probable que el patógeno entrara a través de las las incisiones cuando se hizo la poda. (Cortesía de Michelle Moyer/Universidad Estatal de Washington)
Se puede ver los síntomas clásicos de la eutipiosis en este cordón de una parra de uva de Washington. Se ve la forma típica de cuña del tejido moribundo, a la izquierda. Según Michelle Moyer, de la Universidad Estatal de Washington, es probable que el patógeno entrara a través de las las incisiones cuando se hizo la poda. (Cortesía de Michelle Moyer/Universidad Estatal de Washington)

Un estudio sobre los patógenos de la enfermedad del tronco en los viñedos de Washington ha revelado un par de sorpresas.

La enfermedad del tronco de la vid de uva se refiere a la amplia gama de especies de hongos patógenos que pudren la madera que se encuentran en los viñedos de todo el mundo. Pero el estudio realizado en Washington realizado en el año 2018 reveló algunas especies nuevas, ligeramente diferentes de las especies “primas hermanas” que causan enfermedades mejor documentadas en los viñedos de California.

Por ejemplo, consideremos la recién descubierta especie cytospora yakimana. El termino cancro cytospora se refiere a una familia de patógenos que pudren la madera y que afectan a las vides y a la fruta de hueso, así como a muchos otros huéspedes leñosos. Sin embargo, las especies que se encontraron en el estudio de los viñedos con más frecuencia son distintas de las especies comunes de otros climas, afirma Michelle Moyer, viticultora de la extensión de la Universidad Estatal de Washington y codirectora de la investigación. 

“Muchas de nuestras especies de cytospora están lo bastante adaptadas a la región como para haberse convertidas en especies diferentes. Crecen mejor en temperaturas más frías,” en comparación con las especias comunes de California, explica. “Eso significa que la investigación procedente de California, como los modelos de la liberación de las esporas, no funcionará (necesariamente) aquí”.

Moyer colaboró en el estudio con Kendra Baumgartner, patóloga investigadora del Departamento de Agricultura de EE.UU. que está basado en Davis, California.

Baumgartner es especialista en estos hongos patógenos. Llevó las muestras de Washington a su laboratorio en California para verlas crecer y caracterizarlas; fue una investigación que le llevó varios años. También realizó pruebas en invernaderos para confirmar que los hongos recogidos causaron los mismos síntomas de decoloración de la madera como los síntomas observados en las vides donde se recogieron las muestras – buscaba pruebas de que los hongos tenían un efecto patógeno.

Esta vid de uva muestra el "síndrome del brazo muerto", el síntoma típico de la muerte de ramas por la eutipiosis. El crecimiento de la copa se debilita progresivamente debido a la infección de la enfermedad del tronco. Si se hace un corte en el cordón, verá un área en forma de cuña de madera muerta y eso lo confirmará, dijo Moyer. (Cortesía de Michelle Moyer/Universidad Estatal de Washington)
Esta vid de uva muestra el “síndrome del brazo muerto”, el síntoma típico de la muerte de ramas por la eutipiosis. El crecimiento de la copa se debilita progresivamente debido a la infección de la enfermedad del tronco. Si se hace un corte en el cordón, verá un área en forma de cuña de madera muerta y eso lo confirmará, dijo Moyer. (Cortesía de Michelle Moyer/Universidad Estatal de Washington)

Los patógenos encontrados más a menudo en los viñedos de Washington fueron especies de los géneros Botryosphaeria, Cytospora y Eutypa, según explicó Baumgartner en un reciente taller con productores de cerezas de Washington, quienes notan síntomas similares últimamente. (Véase el artículo del Good Fruit Grower, “Documentación de la muerte de las ramas en las huertas de fruta de hueso“). 

“Todos estos tipos de patógenos que causen la muerte de ramas matan las posiciones de los frutos de la planta”, disminuyendo el rendimiento y el vigor, dijo. Pero los síntomas aparecen lentamente, a veces se notan años después de la infección inicial que se produce a través de las incisiones causadas por la poda o las lesiones que pueden suceder durante el inverno.

Los síntomas visuales de los hongos pueden parecerse entre sí: brotes atrofiados o dardos moribundos. Si cortamos el cordón o el tronco de la parra, veremos una cuña de madera oscura que está en descomposición. 

El trabajo diagnóstico para determinar el patógeno responsable requiere mucho esfuerzo, dijo Moyer, refiriéndose al trabajo taxonómico que realizó el laboratorio de Baumgartner para el proyecto. Pero identificar la especie correcta es el primer paso para conocer el ciclo de vida del patógeno y recomendar unas prácticas de control del viñedo para interrumpirlo.

En California, por ejemplo, los viticultores pueden reducir la presión de la enfermedad realizando la poda hacia el final de la temporada de reposo vegetativo, cuando las heridas se curan más rápidamente a medida que las vides se despiertan, dijo Baumgartner.

“Eso es lo que recomendamos, aunque estamos conscientes de que no es práctico siempre “, dijo.

En California, también recomienda la “poda doble” o el sistema de podar de manera mecánica antes de la poda manual, ya que los cortes infectados se eliminarían en la segunda poda cuidadosa. Se trata de una práctica bastante habitual en los viñedos de Washington.

Pero las condiciones climáticas de Washington son muy diferentes, lo que dificulta la adaptación de las recomendaciones de administración que provienen de California.

Baumgartner y Moyer realizaron recientemente otro ensayo en Prosser, Washington, para ver si la aplicación de fungicidas podía prevenir de manera sistemática la infección de los cortes de la poda, como lo hacen ahora de forma rutinaria los viticultores de California donde la mano de obra es escasa, limitando su capacidad para completar la poda en el momento óptimo, explica Baumgartner.

Podaron en el mes de marzo, aplicaron los productos de fungicida y luego inocularon las cortaduras de la poda. Tras la brotación en mayo, Moyer cortó la madera y envió muestras al laboratorio de Baumgartner para que la examinen. 

Comprobaron que el fungicida Topsin M (tiofanato-metil), recientemente registrado en Washington para la protección de la poda de vides en reposo vegetativo, funciona bien contra las especies comunes de Cystospora Eutypa que analizaron.

Pero eso no quiere decir que sea rentable a la escala de un viñedo comercial. 

Charlie Lyall, cultivador de uvas y cerezas de la zona de Mattawa, Washington, afirma que lleva años perdiendo viñas porque las ramas se mueren por causa de Eutypa en viñedos viejos, pero que sin un modelo que le permita saber cuándo el riesgo de infección es alto, no sería práctico aplicar  productos protectores de pulverización.

“Podamos durante todo el invierno. Sería necesario pulverizar constantemente, lo que no es fácil de hacer”, afirma. “Si existiera un modelo, como lo hay para la enfermedad fuego bacteriano, que nos mostrara cuándo pulverizar … nos vendría muy bien ese tipo de investigación”.

Moyer y Baumgartner están de acuerdo. 

“Todavía tenemos que averiguar cuándo estos hongos producen esporas. No queremos recomendar a los agricultores que apliquen fungicidas si no hay esporas presentes”, afirma Baumgartner.

Este tipo de investigación es técnica y requiere mucho tiempo, y Moyer dijo que no dispone de fondos para trabajar en ella actualmente. Pero si los mismos patógenos están presionando a la industria de la fruta de árbol y no solo las vides de uva, tal investigación podría tener repercusiones muy amplias, dijo.

Mientras tanto, la mejor práctica para controlar las enfermedades del tronco sigue siendo la renovación periódica del cordón de las parras de uva y del tronco, dijo Moyer. Los daños causados por el frío obligan ocasionalmente a los cultivadores de Washington a renovar el cordón de la parra y el tronco de todos modos, pero debido a una mejor selección de los emplazamientos a lo largo de los años, se han visto obligados de hacerlo menos frecuentemente.

“Algunas de nuestras mejoras en la administración de los viñedos han eliminado otras actividades que indirectamente ayudaron a controlar las enfermedades del tronco”, dijo. Los cambios en la administración de los viñedos pueden crear nuevas oportunidades para los viejos patógenos y exigir nuevas soluciones.

por Kate Prengaman

Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.