Néstor Isacc García, izquierda, y su hijo, Néstor Isaac García, en un joven bloque de 2 hectáreas (5 acres) de manzanas WA 38 (Cosmic Crisp) que compraron en 2020 cerca de Benton City, Washington. El joven García, quien trabaja como oficial de préstamos para Northwest Farm Credit Services, informó que ellos, y muchos otros agricultores principiantes, dependen de un empleo adicional para tener la seguridad financiera necesaria para cultivar sus huertas. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
Néstor Isacc García, izquierda, y su hijo, Néstor Isaac García, en un joven bloque de 2 hectáreas (5 acres) de manzanas WA 38 (Cosmic Crisp) que compraron en 2020 cerca de Benton City, Washington. El joven García, quien trabaja como oficial de préstamos para Northwest Farm Credit Services, informó que ellos, y muchos otros agricultores principiantes, dependen de un empleo adicional para tener la seguridad financiera necesaria para cultivar sus huertas. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

La enfermería y la agricultura pueden parecer dos carreras muy diferentes, pero para una productora de la zona del río Hood de Oregón, continuar con ambas le ha permitido alcanzar el éxito.

Trina McAlexander, propietaria del huerto Mt. View Orchards y de la bodega y sidrería Grateful Vineyard, explicó que eligió la enfermería como profesión porque su flexibilidad y seguridad financiera se ajustaban a sus sueños de comprar algún día la huerta de 20 hectáreas (50 acres) de sus padres, lo cual logró en 2015. Los ingresos de su carrera de enfermera profesional le permiten hacer los pagos del terreno y obtener financiación para fomentar el crecimiento de sus negocios de hospitalidad en la huerta.

“Normalizo mucho en torno a los trabajos fuera de la huerta”, señaló. “Solo quiero que la gente sepa que cualquiera que no provenga de una familia adinerada tiene que trabajar duro dentro y fuera de la huerta”.

De acuerdo con los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, obtener ingresos fuera de la huerta es habitual para las familias agrícolas hoy en día. Según un informe de 2019, los ingresos no agrícolas proporcionan el 70 por ciento de los ingresos familiares de todas las huertas familiares. Incluso para las huertas familiares medianas y grandes, aquellas con un ingreso agrícola anual bruto de entre 350,000 y 1,000,000 dólares, los trabajos fuera de la huerta constituyen cerca de la mitad de los ingresos familiares. 

“Es lamentable que nuestras huertas ya no puedan mantener familias”, declaró Sawyer Werner, un agricultor de quinta generación de Oroville, Washington que trabaja tiempo completo para ApRecs, una plataforma de registro de huertas, además de trabajar con sus padres y su abuelo. Su esposa está estudiando para obtener un título de enfermería, y una vez que ella trabaje de tiempo completo, tiene previsto dedicarse a la huerta tiempo completo y servir como consultor para ApRecs.

Para los agricultores que apenas comienzan, un trabajo fuera de la huerta presenta una de las mejores maneras de lograr sus metas, aseguró Néstor García, un oficial de crédito del programa AgVision de Northwest Farm Credit Services, que tiene como objetivo apoyar a los agricultores principiantes con condiciones de préstamo favorables para ayudarles a reunir los requisitos y recursos adicionales para que puedan tener éxito.

“Para la gente que quiere empezar a cultivar desde cero, el trabajo de tiempo completo alcanza para pagar sus facturas, y todo lo que se hace en la huerta se reinvierte para desarrollar el negocio”, informó. Como prestamista, los ingresos externos reducen el riesgo de que una nueva empresa agrícola fracase como resultado de su primera mala racha, explicó, y ayuda a los agricultores a alcanzar una posición financieramente más segura con mayor rapidez. “Es una red de seguridad muy buena”.

Pero García no quiere descartar el hecho de que es un trabajo muy duro para seguir ese camino. Empezó a hacerlo él mismo el año pasado, cuando su padre, un ingeniero recientemente jubilado, sugirió que compraran juntos un pequeño huerto en Benton City, Washington.

“Siempre quise dedicarme a la agricultura, pero hacerlo es realmente muy difícil. Rocío por la noche y luego voy a trabajar”, apuntó García. Ahora, comparte su perspectiva personal con los clientes. “La falta de sueño, el estrés de hacer bien un trabajo de tiempo completo y también administrar una huerta… le digo a la gente que el tiempo requerido es probablemente el doble de lo que esperan”.

La huerta de 8 hectáreas (20 acres) que compraron —una mezcla de Galas, Pink Ladies orgánicas y WA 38 (Cosmic Crisp)— tiene un margen de ganancias de unos 15,000 a 20,000 dólares. Eso no es suficiente para ganarse la vida, especialmente después de perder la mitad de la cosecha por las heladas de la primavera pasada. Esperan expandirlas a 24 hectáreas (60 acres) en los próximos años.

“Tener ingresos fuera de la huerta nos permite hacerlo —no con comodidad, se siente el apretón en el bolsillo— pero con seguridad”, afirmó García. “No soy el único aquí. Literalmente estoy copiando al pie de la letra lo que he visto hacer a otros productores” durante sus años con Northwest Farm Credit. 

Algunos de los clientes a los que ha ayudado con su planificación financiera le están devolviendo el favor ahora, ayudándolo a planificar programas de fumigación y a aprender cómo funcionan los requisitos orgánicos. 

Trina McAlexander compró el huerto de 20 hectáreas (50 acres) de sus padres en Parkdale, Oregón, en 2015, tomando préstamos que dijo que no podría haber pagado sin su trabajo como enfermera profesional. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)
Trina McAlexander compró el huerto de 20 hectáreas (50 acres) de sus padres en Parkdale, Oregón, en 2015, tomando préstamos que dijo que no podría haber pagado sin su trabajo como enfermera profesional. (TJ Mullinax/Good Fruit Grower)

A veces, un trabajo fuera de la huerta también ayuda a los productores establecidos a sobrellevar un mal periodo financiero. Gabe Dahle, quien es copropietario de un huerto de cerezos en The Dalles, Oregón con su padre, comenzó a trabajar con Orchard and Vineyard Supply hace poco más de cinco años. Ahora está empezando a pensar sobre cómo integrarse mejor en una huerta que funciona bien sin él.

“Realmente quiero volver y brindar apoyo, buscar formas de mejorar las cosas”, aseguró. “Lo que he aprendido trabajando fuera de la huerta, es algo que quiero aportar”.

Los trabajos fuera de la huerta también pueden beneficiarla. El productor de cerezas de Zillah, Washington, Mark Hanrahan dijo que aceptó un trabajo en el almacén de Valley Fruit cuando estaba empezando para tener los ingresos necesarios para renovar el huerto que heredó. Años después, sigue trabajando de tiempo parcial como representante de campo de Legacy Fruit Packers, porque las cosas que ha aprendido en el trabajo lo han convertido en un mejor productor.

Para su colega de Legacy Fruit Packers, el gerente del huerto Rob De La Rosa, su propio huerto siempre ha sido algo así como un pasatiempo, un pasatiempo para ganar dinero que se ha vuelto menos divertido a medida que se hace más difícil obtener ganancias del viejo huerto de peras y Red Delicious de 8.5 hectáreas (21 acres) del que relevó a su padre. 

“Estoy mucho en el teléfono, mucho en la carretera, así que cuando llegaba a casa era agradable montarme en el tractor y segar. Era casi relajante para mí”, afirmó De La Rosa. “Pero en ese entonces, estaba ganando dinero adicional. Siempre dije que, si necesitaba sacar de mi trabajo para complementar el rancho, lo vendería”.

Ahora con 60 años y buscando más tiempo para estar con sus nietos, está sacando lentamente las hectáreas que apenas rinden ganancias. Al principio de su carrera pensó en comprar más huertos para construir algo que pudiera mantener a una familia, pero como sus hijas no parecían interesadas en heredar una huerta, y a él le gustaba su trabajo, decidió que no necesitaba otra, señaló De La Rosa. 

El productor Tom Schneider afirmó que su carrera de 33 años en el Departamento de Bomberos de Yakima siempre ha sido su pasión, pero que tampoco podía abandonar el huerto de 24 hectáreas (60 acres) en Zillah, donde creció. Así que, hace unos años, se hizo cargo de la huerta, la cual tenía unos grandes y viejos bloques de cereza Bing, peras de baja productividad y manzanos independientes.

“Gracias a mi trabajo en el departamento de bomberos, hemos podido pagar por la reurbanización”, declaró. “Lentamente, pero con seguridad, me estoy abriendo camino, intentando manejar mi carga de deuda”.

Él y su esposa, Arcelia, no tienen empleados de tiempo completo. Ella dirige el riego y trabaja con las cuadrillas de temporada mientras que su horario de turnos en la estación de bomberos —50 horas seguidas— le deja cuatro días libres cada semana para dedicarse a la huerta. 

Schneider descartó la idea de que, como ya tiene otra carrera, la huerta representa un pasatiempo.

“La mano de obra, los productos químicos, el combustible, los árboles, las espalderas, todo es muy caro. No sé cómo lo hacen los agricultores aficionados”, señaló. “No hay otra opción, hay que comprometerse a obtener ganancias al final del día”.

por Kate Prengaman